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viernes, 27 de junio de 2014

Slender Lost.

Slender Ultimatum

El nuevo teatro de autómatas – Steven Millhauser


Nuestra ciudad se enorgullece con toda justicia de su teatro de autómatas. Con esto no quiero decir simplemente que nuestros maestros llevan el difícil y exigente arte de los autómatas a un pico de esplendor que no tiene parangón, y que ni siquiera fue imaginado por los maestros de una época anterior. Quiero decir que nuestro teatro de autómatas, por su propia naturaleza, es digno de orgullo, pues es fuente de nuestro placer más pleno y espiritual. Sabemos que sin él faltaría algo en nuestra vida, aunque no sabemos bien que faltaría. Y nos enorgullece que el nuestro sea un teatro genuinamente popular, que obtiene la ferviente lealtad de jóvenes y viejos por igual. No es exagerado decir que desde que abandonamos la cuna caemos bajo un hechizo del que nunca despertamos. Tan intensa es nuestra devoción -que algunos consideran obsesión- que la sabiduría popular distingue cuatro fases. Se dice que en la infancia nos atrae el color y el movimiento de estas pequeñas criaturas; en la adolescencia, los intrincados mecanismos de relojería que les dan la ilusión de la vida; en la adultez, la verdad y belleza de los dramas que representan, y en la vejez la perfección atemporal de un arte que nos eleva por encima de las cuitas de la mortalidad y da sentido a nuestras vidas. Todos reconocen que estas distinciones son caprichosas, pero a su manera expresan una verdad. Pues, al igual que nuestros maestros, que pasan de su largo aprendizaje a sus logros cada vez más formidables, también nosotros pasamos del aprendizaje que nos brindan las alegrías infantiles a los placeres más graves de un deleite maduro y exigente. El teatro de autómatas no se supera con la edad.

Macario – Juan Rulfo


Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos… Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero, a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas… Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí. Pero a veces Felipa no tiene ganas de comer y entonces son para mí los dos montoncitos. Por eso quiero yo a Felipa, porque yo siempre tengo hambre y no me lleno nunca, ni aun comiéndome la comida de ella. Aunque digan que uno se llena comiendo, yo sé bien que no me lleno por más que coma todo lo que me den. Y Felipa también sabe eso… Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído. Mi madrina no me deja salir solo a la calle. Cuando me saca a dar la vuelta es para llevarme a la iglesia a oír misa. Allí me acomoda cerquita

Una soledad demasiado ruidosa – Bohumil Hrabal


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Hace treinta y cinco años que trabajo con papel viejo y ésta es mi love story. Hace treinta y cinco años que prenso libros y papel viejo, treinta y cinco años que me embadurno con letras, hasta el punto de parecer una enciclopedia, una más entre las muchas de las cuales, durante todo este tiempo, habré comprimido alrededor de treinta toneladas, soy una jarra llena de agua viva y agua muerta, basta que me incline un poco para que me rebosen los más bellos pensamientos, soy culto a pesar de mí mismo y ya no sé qué ideas son mías, surgidas propiamente de mí, y cuáleshe adquirido leyendo, y es que durante estos treinta y cinco años me he amalgamado con el mundo que me rodea porque yo, cuando leo, de hecho no leo, sino que tomo una frase bella en el pico y la chupo como un caramelo, la sorbo como una copita de licor, la saboreo hasta que, como el alcohol, se disuelve en mí, la saboreo durante tanto tiempo que acaba no sólo penetrando mi cerebro y mi corazón, sino que circula por mis venas hasta las raíces mismas de los vasos sanguíneos. Por regla general, prenso unas dos toneladas por mes, y para tener fuerzas para este bendito trabajo, durante treinta y cinco años he bebido tanta cerveza que con ella se podría llenar una piscina olímpica o una buena cantidad de viveros de carpas navideñas. De esta manera, a pesar de mí mismo, me he vuelto sabio y ahora me doy cuenta de que mi cerebro es un fajo de pensamientos prensados en la prensa mecánica, mi cabeza calva es la nuez de Cenicienta, y sé bien que los tiempos en los que el pensamiento estaba inscrito en la memoria humana tenían que ser mucho más hermosos; si en aquel tiempo alguien hubiese querido prensar libros, tendría que haber prensado cabezas humanas, pero tampoco eso habría servido para nada, porque los verdaderos pensamientos provienen del exterior, van junto al hombre como su fiambrera de fideos y por eso todos los inquisidores del mundo queman los libros en vano, porque cuando un libro comunica algo válido, su ritmo silencioso persiste incluso mientras lo devoran las llamas, y es que un verdadero libro siempre indica algún camino nuevo que conduce más allá de sí mismo. Me compré una pequeña calculadora, una de esas multiplicadoras extractoras de raíces, una máquina menuda, no más grande que una cartera, y cuando reuní el valor necesario para abrir la parte de atrás con un destornillador, tuve un sobresalto de alegría porque dentro encontré una minúscula placa, no mayor que un sello, no más gruesa que diez hojas de un libro, y aparte de eso sólo aire, aire cargado de variaciones matemáticas. Lo mismo pasa cuando penetro con los ojos un buen libro, cuando despojo el texto de palabras impresas; entonces tampoco queda nada más que pensamientos irracionales que planean en el aire, que yacen en el aire, que se alimentan del aire, de la misma manera que la sangre está y al mismo tiempo no está en la sagrada forma. Hace treinta y cinco años que me dedico a envolver libros y papel viejo, vivo en un país que sabe leer y escribir desde quince generaciones atrás, vivo en un antiguo reino donde siempre ha persistido la costumbre y la obsesión de atiborrarse pacientemente la cabeza con ideas e imágenes que aportan un goce indescriptible y un dolor más grande aún, vivo envuelto entre personas dispuestas a dar incluso la vida por un paquete de ideas bien prensadas. Y ahora todo eso se repite en mis entrañas, hace treinta y cinco años que pulso los botones verde y rojo de mi prensa, y treinta y cinco años que bebo jarras enteras de cerveza, no para emborracharme, los borrachos me horrorizan, sino para poder reflexionar mejor, para penetrar hasta el corazón mismo de los textos, porque no leo para divertirme, ni para pasar el rato, ni para conciliar el sueño; yo, que vivo en un país donde la gente sabe leer y escribir desde quince generaciones atrás, bebo para que el texto me despierte, para que la lectura me produzca escalofríos, y es que comparto la opinión de Hegel de que una persona noble no es necesariamente un aristócrata, ni un criminal un asesino. Si supiera escribir, haría un libro sobre la mayor suerte y la mayor desgracia de los hombres. Los libros me han enseñado, y de ellos he aprendido que el cielo no es humano en absoluto y que un hombre que piensa tampoco lo es, no porque no quiera sino porque va contra el sentido común. Bajo mis manos y en mi prensa expiran libros preciosos y yo no puedo detener ese flujo. No soy sino un tierno carnicero. Los libros me han enseñado el placer y la voluptuosidad de la devastación, soy feliz cuando diluvia, me encantan los equipos de demolición, paso horas y horas de pie mirando cómo los dinamiteros hacen saltar por los aires manzanas enteras, calles enteras, como si hinchasen neumáticos gigantes, devoro con los ojos el primer segundo, cuando se levantan los ladrillos y las piedras y las vigas y un momento después las casas caen suavemente como vestidos desabrochados que se deslizasen por el cuerpo, como un transatlántico que se sumergiese en el mar tras la explosión de las calderas. Me quedo inmerso en una nube de polvo y en la música del crujido y pienso en mi trabajo y en el hondo subsuelo donde se halla mi prensa con la que llevo trabajando treinta y cinco años, a la luz de las bombillas eléctricas y oyendo el pisoteo en el patio por encima de mi cabeza, el ruido de los cuernos de la abundancia que vierten sus tesoros desde el cielo, el contenido de sacos y cajas de madera y de cartón, vaciado a través de un agujero en medio del patio que da a mi subsuelo, papel viejo, flores marchitas de las floristerías, papel de empaquetar de los grandes almacenes, programas viejos y billetes y envoltorios de helados, grandes hojas manchadas de pintura, montones de papel chorreando sangre de las carnicerías, recortes de película de los laboratorios fotográficos, el contenido de las papeleras de los despachos, mezclado con cintas usadas de máquinas de escribir, ramos de flores que celebraron el cumpleaños o la onomástica, a veces una bala de periódicos con un adoquín en el interior, que alguien habrá metido allí para que el papel pesara más, o cuchillos y tijeras, martillos y alicates, tajaderas de carnicero y tazas con manchas negras de café seco, mustios ramos de novia y coronas fúnebres de plástico de colorines. Hace treinta y cinco años que aplasto todas esas cosas en una prensa, tres veces por semana los camiones se llevan mis balas a la estación, las meten en los vagones y se las llevan a las fábricas de papel donde los obreros cortan los alambres que las atan y sumergen el resultado de mi trabajo en álcalis y ácidos, suficientemente fuertes para disolver incluso las hojas de afeitar que cada dos por tres me cortan las manos. Pero, al igual que en las aguas sucias y turbias de un río en el desagüe de una fábrica, resplandece de vez en cuando un pez magnífico, en el río de papel viejo también brilla a veces el lomo de un libro precioso; deslumbrado, miro un rato hacia otra parte antes de cogerlo, lo seco con el delantal, lo abro y huelo el texto, y sólo después fijo los ojos en la primera frase y la leo como si fuera una predicción homérica; entonces guardo el libro entre otros bellos hallazgos en una caja tapizada de estampas que alguien volcó en mi sótano por equivocación junto con varios libros de oraciones. Mi misa, mi ritual consiste no sólo en leer estos libros, sino en meter alguno en cada paquete que preparo, y es que tengo la necesidad de embellecer cada paquete, de darle mi carácter, mi firma. Éste es mi calvario: para que cada paquete sea diferente, debo prolongar mi jornada laboral, acabar dos horas más tarde y llegar al trabajo dos horas antes, trabajar a veces incluso los sábados para poder liquidar el inacabable montón de papel viejo. El mes pasado tiraron a mi subterráneo seiscientos kilos de reproducciones de maestros célebres, seiscientos kilos empapados de Rembrandt y Hals, de Monet y Manet, de Klimt y Cézanne, y demás campeones de la pintura europea, de modo que ahora embellezco cada una de mis balas con reproducciones y, al anochecer, mientras mis balas esperan en fila india delante del montacargas, me deleito contemplando aquella belleza, aquellos paquetes adornados con Ronda de noche, Saskia, El desayuno sobre la hierba, La casa del colgado o el Guernica. Y sólo yo sé que en el corazón de cada paquete descansa, abierto, aquí Fausto, allí Don Carlos, aquí, entre cartones sangrientos, Hyperion, allí, en una bala llena de sacos de cemento, Así habló Zaratustra. Sólo yo sé cuál de esos paquetes sirve de sepulcro a Goethe y a Schiller, cuál a Hölderlin y a Nietzsche. Yo soy al mismo tiempo el artista y el único espectador, y por eso cada día termino rendido y muerto de cansancio, agotado y trastornado y, para moderar y disminuir ese terrible desgaste de mí mismo, me tomo una jarra de cerveza tras otra y por el camino hacia la taberna Husensky tengo tiempo suficiente para meditar y soñar con el aspecto, con la belleza de mi próxima bala de papel. Esas cantidades de cerveza las bebo para ver mejor lo que ha de venir, porque con cada bala doy sepultura a una preciosa reliquia, al ataúd de un niño cubierto de flores marchitas, con orla de aluminio y cabello de ángel; preparo un nido pequeño y acogedor para los libros que han aparecido en mi cueva de forma tan insólita como yo mismo. Por eso no tengo nunca el trabajo terminado, por eso el papel viejo se amontona en el patio hasta el techo, por eso se alza desde mi sótano hasta el techo del patio. Por eso el jefe a veces pincha aquella papelería con un garfio y me chilla a través del agujero, con la cara morada de rabia… Eh, Haňt’a, ¿qué haces? ¡Por Dios, deja los libros y date prisa! ¡El patio está lleno a rebosar hasta el techo y tú estás en la luna, vago! Y yo, al pie de la montaña, me encojo como Adán entre los matorrales, con un libro en la mano abro mis atemorizados ojos a un mundo extraño, distinto de aquel en el que me hallaba hace apenas un instante porque yo, cuando me sumerjo en la lectura, estoy en otra parte, dentro del texto, me despierto sorprendido y reconozco con culpa que efectivamente vuelvo de un sueño, del más bello de los mundos, del corazón mismo de la verdad. Diez veces al día me maravilla haberme alejado tanto de mí mismo. Así, extranjero y ajeno, cada anochecer me dirijo a mi casa, en silencio voy por las calles inmerso en una profunda meditación, paso de largo tranvías y coches y peatones, perdido en una nube de libros que acabo de encontrar en mi trabajo y que me llevo a casa en la cartera, así, soñando, cruzo en verde sin percatarme de ello, sin topar con los postes ni con la gente, camino, apestando a cerveza y a suciedad, pero sonrío porque tengo la cartera llena de libros de los cuales espero que por la noche me expliquen algo sobre mí mismo, algo que todavía desconozco. Camino entre el bullicio de la calle sin cruzar en rojo, yo puedo andar sin ser consciente, medio adormilado, en el umbral de la conciencia, en una especie de inspiración subterránea, la imagen de cada una de las balas que he comprimido ese día se va apagando suavemente, tiernamente, dentro de mí, tengo la sensación física de ser, yo también, un

El clan – Ana Basualdo


Sentado en las rampas, Guido descifra los motores de diverso linaje que suenan los domingos por la tarde en el río Luján. Pestañea con fuerza cuando descubre un modelo poco conocido; cierra del todo la mano inválida hasta que logra identificarlo, abstraerlo del gran ruido y llevarlo río arriba, hacia el silencio. La mano derecha le quedó contraída como si encerrara una manzana desde el día en que, a los diez años, le aseguró a Luis, el menor de los siete hermanos, que era capaz de aplicarla durante varios minutos a una plancha caliente sin pedir auxilio.
No se da vuelta cuando, a su espalda, oye la voz de Fernando:
-Natalio vuelve en cualquier momento. ¿Qué hacemos?
-Que lo arregle Julio. A él se le ocurrió todo, ¿no?
El agua golpea la madera podrida de las rampas, la cubre un poco y vuelve al betún espeso del río. Las mojarras chapotean enérgicamente, acostumbradas al agua negra y venenosa de la costa. Antes de abandonar este lado del río, el sol se concentra en la figura del Águila, se apoya en su casco roto con la fuerza de un hombro gigantesco. Y forma a su alrededor anillos de un rojo cambiante, círculos que se mueven como diminutas ruedas de parque de diversiones engarzadas eléctricamente unas a otras.
Son las seis de la tarde. Las mujeres se demoran hoy en torno de la mesa más de lo habitual, quizá porque el verano está por terminar y quieren prolongar hasta el último momento el sabor del domingo. Los hermanos se miran de reojo, alarmados. Son siete, pero ahora falta uno, Natalio, y su ausencia, o su llegada inminente, aumenta la ansiedad de los otros.

sonic 3d

jueves, 26 de junio de 2014

The Mask Reveals Disgusting Face

Yume Nikki + isolated



Marionetas S.A. – Ray Bradbury


Caminaban lentamente por la calle, a eso de las diez de la noche, hablando con tranquilidad. No tenían más de treinta y cinco años. Estaban muy serios.
-Pero ¿por qué tan temprano? -dijo Smith.
-Porque sí -dijo Braling.
-Tu primera salida en todos estos años y te vuelves a casa a las diez.
-Nervios, supongo.
-Me pregunto cómo te las habrás ingeniado. Durante diez años he tratado de sacarte a beber una copa. Y hoy, la primera noche, quieres volver en seguida.
-No tengo que abusar de mi suerte -dijo Braling.
-Pero, ¿qué has hecho? ¿Le has dado un somnífero a tu mujer?
-No. Eso sería inmoral. Ya verás.
Doblaron la esquina.
-De veras, Braling, odio tener que decírtelo, pero has tenido mucha paciencia con ella. Tu matrimonio ha sido terrible.
-Yo no diría eso.
-Nadie ignora cómo consiguió casarse contigo. Allá, en 1979, cuando ibas a salir para Río.
-Querido Río. Tantos proyectos y nunca llegué a ir.
-Y cómo ella se desgarró la ropa, y se desordenó el cabello, y te amenazó con llamar a la policía si no te casabas con ella.
-Siempre fue un poco nerviosa, Smith, entiéndelo.
-Había algo más. Tú no la querías. Se lo dijiste, ¿no es así?
-En eso siempre fui muy firme.
-Pero sin embargo te casaste.
-Tenía que pensar en mi empleo, y también en mi madre, y en mi padre. Una cosa así hubiese terminado con ellos.
-Y han pasado diez años.
-Sí -dijo Braling, mirándolo serenamente con sus ojos grises-. Pero creo que todo va a cambiar. Mira.

Significado psicológico de los colores.


Esta elección de color dice mucho de tu personalidad, cómo funcionas y qué piensan los demás de ti. Es una forma de entender tu comportamiento y un poco de tu carácter, así como parte de tu estado mental, físico, emocional y espiritual. Además refleja la forma en que ves al mundo, tus cualidades, defectos y vulnerabilidad.

Si tienes 2 colores favoritos, piensa en aquel que realmente te emociona y te hace sentir mejor; la tonalidad que traes casi siempre en tu ropa.

Y para responder tu pregunta… todos tienen un color favorito, algunos desde la infancia, otros siempre andan cambiando de gustos pero esa misma indecisión también refleja cualidades y defectos en las personas. Ya sea que te guste o detestes una tonalidad en específico, depende de tus propias experiencias, tu pasado, la forma en que piensas y cómo ves tú misma a los colores.

SlenderMod_v1.0

Slendytubbies

Slender Space

Slender the house

martes, 24 de junio de 2014

Slender Man VS Pyramid Head



Todo empieza con un hombre, uno que se atrevía a desafiarse a sí mismo con tal de hallar a su hermano, desde la última vez que lo llamó desde ese pueblo conocido como Silent Hill. Ese hombre es Timothy Manson, el hermano de Harry Manson. 

"Harry habia sido borrado del mapa completamente", decia jadeando de cansancio su hermano Timothy. Su cargo como hermano fue desde siempre cuidar a su hermano pequeño, y como cualquier relación fraternal, eran los mejores amigos. Un día, se fue hasta cierto pueblo al que todo desconfiaba. No fue buen momento, pues allí pasaron cosas muy extrañas, cosas que Timothy desconfiaba, pero él jamás supo que su hermano habia tenido un grave accidente en una carretera proxima a ese pueblo. 

Entonces lo más extraño ocurrió, criaturas surgidas de la negra y espesa niebla del pueblo atacaron todo a su paso, y se llevaron a la hija de Harry. No queda mucho tiempo para que el ritual definitivo se complete. 

Timothy habia caminado cientos de kilómetros desde Texas hasta ese extraño pueblo. No le importaban los peligros, solo la seguridad de su familia. Acababa de llegar al cartel que señalaba al pueblo. 
"Silent Hill, 17 km" 

-Hay que ver, más caminata...-Decía Timothy. 

“Experimento 84-B”



Muchos dicen que estoy mal, pero no lo estoy. Muchos dicen que soy diferente, pero no lo soy. Muchos dicen que estoy loco, pero no lo estoy. 

Me siento solo, camino solo; sin nadie que me consuele, sin nadie que me ame. 

“¿Qué no lo ves?”


Es increíble como la vida de una persona o de varias puede destrozarse. La siguiente historia que te contare es verdadera, pero por más que dijo esto todos se burlan de mi, espero que tú la entiendas y puedas escapar y estar prevenido del horror que existe en este mundo. Esta es mi historia: 

Mi nombre es Jorge, mi apellido no tiene importancia. Mi familia estaba conformada por 5 personas, mi padre un hombre ejemplar, mi madre una bella dama de cabellos largos color miel y finalmente yo y mis hermanos, yo era el hermano de en medio, mi hermano Jonathan el mayor y mi pequeña hermana Sandy a la cual le tenía un gran afecto, me acuerdo que desde el día en que nació la vi tan indefensa que jure que siempre le protegería. Éramos, por así decirlo “una familia modelo”, según mi madre estábamos bendecidos, a mi padre le iba bien en su trabajo, era agente de viajes, por lo cual salía mucho, mis hermanos y yo lo queríamos pero no teníamos una relación muy cercana; pero con mi madre era todo lo contrario en ella estaba toda nuestra confianza y amor, con ella contábamos para todo y éramos muy cercanos. Cuando a mi hermana la invadía la nostalgia de que mi padre estuviera fuera, mi madre le decía que no se preocupara, que la familia era para siempre, pero no fueron más que palabras vacías, ya que un día eso que pensábamos que era para siempre se fue al carajo. 

Mi padre en una de sus recurrentes salidas sufrió un accidente automovilístico, un camión lo había golpeado de manera brutal, su carro estaba hecho un desastre y a el, pues, solo te diré que encontraron lo suficiente para reconocer que era el. 


lunes, 23 de junio de 2014

El Rechazo de Dios.


-¿Hola, hay alguien ahí?
Al otro lado del confesionario, nadie contestó al dueño de aquella quebrantada voz.
-¿No hay nadie? Ahora ya nadie sabrá mi historia -dijo mientras se acercaba una pistola a la sien.
Un disparo retumbó por toda la iglesia, los cuervos del tejado, alterados por el estruendo del arma, alzaron el vuelo hacía la plutónica y eterna noche para no volver jamás.

El falso encanto del despecho


Es como un encanto que te hace querer huir de la realidad, aunque no existe ni la más mínima forma de huir de la realidad, no hay forma de hacerlo, el falso encanto que te hace doler el corazón y crees por un momento que el mundo se te desvanece y que no hay nada más doloroso, cual pena haces sollozos.
Así estaba mi alma a causa de tu perdida, así estaba porque aquel día que creí que fuiste mi amigo me traicionaste de forma más grotesca, arrebatándome, mi amor, mi vida, mi otra parte y mi razón de ser, jure vengarme, y eso mismo haré.
Fueron muchos los mese los cuales creí que era seguro confiar en ti, me decía mi abuelita ‘’No te confíes de nadie pues el más amigo, es la traición’’ ¡No sé porque no le hice caso pero confié, y fue peor!
Te confié mis confidencias, te di mucha de mis intimidades, no conforme con eso, cuando creí que tenia resuelta la vida, me arrancaste mi otra parte y mi oxigeno, la llevaste lejos como una res, como si fuese algún objeto contundente me usaste, si, mucho sufrí.
¡Tengo frente a mí ahora cual ave cae en la trampa! Para pagar lo que un día creíste que me arrancabas y que no pagabas. No sé si sufrirás el famoso encanto del despecho pero no saldrás de aquí con vida, así que come esta comida, pues es amarga, y será la ultima ingerida.
¿No te gusta el sabor amargo del aloe he? ¡Cual amargura me hiciste sentir el momento que me arrancaste la razón de mi ser, así sea tu alma antes de al sol descender!
¿No te gusta que te pase mis uñas por tu piel? ¿Quien te dijo que no será bueno una vez atado? Pues cual espada ha traspasado mi alma, así también tendrás en tu piel dolor que arda.
¿No te gusta que te desgarre la carne? ¡Si de mi alma has desgarrado la otra parte! Ahora tu dolor sufre y siente cada desgarro que me hiciste sufrir al tu traición y cada gota de sangre que de ti salga será por la amargura de mi alma. ¿No te gusta que te golpee atado con un látigo? ¿Acaso no latigueaste tu mi alma, al dejarme sumido en esta realidad tan amarga? Siente cada golpe, y recuerda cada vez que estuve allí como amigo, cada abrazo sincero que te daba, y el dolor que me hiciste sentir al como un juguete utilizarme, al mi espíritu contristarle.
¿No te gustan los clavos al rojo vivo que te queman? ¡Dejaste mi mente en un infierno ardiendo continuamente! Siente ahora el dolor mental y la tortura mental que me hiciste pasar, te dije que tu descendida al seol amargar será.
¿Deseas morir? Yo también desee morir, pero como a mí no me llego la muerte, al culpable de esto jure, que un día muerte le daré, tus suplicar por piedad no harán, ya es demasiado tarde para ti, y de cierto en plena flor de vida morirás, con dolor iras a la sepultura, pues con dolor eterno esta mi alma. ¡Muere maldito animal, sufre cada cosa mala que me hiciste sufrir! Te veo sangrar y me río de tus gritos de misericordia, Ningún efecto harán, pues para ti ni piedad ni misericordia, ni bondad inmerecida tendrás, te veo sangrar gritar, me excito pues así se excitaba tu alma al quererme amargar.
Amargare de seguro tus horas agónicas te veo padecer, tu rostro comienza a empalidecer, haz perdido sangre, no conforme tomo un mazo y a tus huesos golpes regalos ¿Gritas por tus dedos rotos? ¡Acuérdate como el espíritu me has dejado roto!
Mirad a donde llega el falso encanto del despecho por un amor, y los deseos de venganza si te han robado ese amor, es un sentimiento de dolor que te carcome hasta que te ennegrece el corazón.
¡Mirad y contemplad la masa humanoide de este cadáver! Se atrevió a robar el amor de alguien, y aquí no lo puede reconocer nada, muchos de los que vean de él se espantaran a causa de su desfigurada cara y a causa de su signo de dolor mortal
¡Como dolor de agonía, como dolor de enfermo así fue mi dolor así fue tu dolor, la diferencia esta es que tu mueres hoy, y yo solo vivo hoy, pues no sé cuando al seol voy, solo se, que siento excitación y placer al verte al fin perder!

Alma inexistente


Anhelo poseerte...angel de azucar...
anhelo desdibujarme en tu figura...
amarte una y otra vez...
recorrer con mis garras todo tu ser... Late hoy por ti
 
Un alma inexistente...
Tu,que vives al lado de dios,
peinando con rayos de sol,
tus celestiales cabellos,
tejiendo ilusiones de dia...
haciendolas real de noche... Un alma inexistente clama por ti... 
yo,demonio arcano,
que fui escupido en la hoguera
por el angel caido...
y que planea dia y noche
la destruccion de la vida...
vislumbro tu ser y tu cuerpo...
poseerte...
ser tuyo... te he avistado... 
con mis ojos blasfemos...
mas alla de la noche y el dia...
podras aceptarme?...
debere hundirme una vez mas,
en el odio...la decepcion...
los poderes oscuros?...
o sere quizas salvado por tu alma...
Me siento lleno por ti...
incendiaste mi interior...
abandona el horror...
ven a salvarme...
y ayuda a forjar y a llenar...
un...
Alma inexistente...

Carta de Amor


Esta noche te he visto dormir a mi lado, y es así que lo comprendí. Tenías el gesto aquel cuando te 

conocí, tranquilo y dulce, por el cual me enamore de ti.

Quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado; y doy gracias que en esta vida tuve el gusto de coincidir contigo, que fue el honor mas grande que Dios me concedió, al haber caminado por aquel pasillo donde al final me esperabas tú. Yo vestida de blanco como en un cuento azul. Y ya frente a él jure quererte con el alma y el corazón, y en aquel "acepto" se fundió nuestro amor.

Paso poco tiempo antes de la llegada de Ana, aún recuerdo tu mirada cuando te dije serías papá, temeroso al principio, pero siempre feliz. Cuando la tomaste en tus brazos supe quien eras tú en realidad, pues juntos formábamos una parte y con ella un total.

Debo confesar que secretamente me sentí celosa que fuera "papá" su primera palabra, pero sabía que sería la mejor que podía aprender ya que tu nunca la dejarías sola. Solías decirme que esa era tu función, tratarla como princesa, hasta que ella encuentre un hombre que la quisiera y la hiciera sentir como reina, para entonces ser tú quien le entregue del brazo, y lleno de orgullo decir que das el tesoro mas grande de tu vida. Ana es a la única que jamás podrías mentirle, pues le enseñarías el valor de la verdad, para hacerla siempre honesta y fiel a lo que siente su corazón.

Tiempos duros vinieron y justo cuando la vida parecía mas difícil, llego la noticia de un nuevo bebe. Sin dudarlo ni un segundo pusimos tu nombre en él, es tan pequeño y parecido a ti, que es imposible evitar la comparación. Debo confesarte que me enamore, como jamás imagine poder amar después de ti. Y ya en mis sueños lo imagino grande y fuerte llevándome del brazo, y sabiendo que tu esencia de hombre bueno vive en el.

Son tan pequeños amor, que me da miedo a veces que el aire los toque y les pueda hacer daño. Es tan grande mi amor que daría todo por llevarlos conmigo, y es tan fuerte lo que siento por ti, que casi puedo enojarme con Dios por llamarme ahora con él.

Pero me aferro al consuelo de saber que se quedan contigo, que cuando mi mano les haga falta será la tuya la que los sostenga, se que podrás con esto mi amor, me lo dice el corazón. Cuando mires que Ana llora por primera vez, no digas nada, solo abrázala, es lo que una mujer necesita, entra a su cuarto cuando este dormida, y arropa sus sueños con el cobijo de tu cariño. Llena de esperanza su destino y hazle saber que mamá siempre la ha querido, y que no importa donde este, yo siempre voy a cuidar de ella. Dile que tengo fé en que será feliz, y que logrará cualquier meta que se proponga, tiene tu fuerza de voluntad y mi manera de soñar. Aún no sabe si quiere ser Veterinaria o Doctora, tu dale tiempo que algún día será una gran mujer. Y dale el beso mas grande cuando pienses en mi, como el beso que ya no voy a poder darle.

ATRAPADOS EN LA OSCURIDAD - Escrito por Giancarlo tueros de la cruz prt 5 y 6/final

V
Llegaron a su cuadra un poco desconcertados y atemorizados por el suceso, esta vez sus vidas parecían estar en juego. Al entrar a su casa, Gian sentía un poco de dolor en su pecho debido a lo que le sucedió: enseguida quiso acostarse y dormir para descansar y mañana terminar con todo lo que les sucedía. Mientras él dormía, la puerta de su cuarto se abrió y entró el hombre que estaba furioso porque quisieron enterrar a su hijo sin él.
Mientras el hombre se acerca a él, se podía ver como se inquietaba y se movía en la cama, se acercó justo a la diestra de él y le propicio un fuerte golpe en su pierna, al sentir tremendo golpe despertó y vio al hombre con una sonrisa diabólica mirándolo estaban cara a cara, quedo congelado solo saco un poco de fuerzas para pegar un grito tan fuerte que estremeció su casa, al escuchar tremendo grito su mama se levantó y corrió a verlo, él estaba en shock, ella lo hizo reaccionar y luego vieron su pierna estaba moreteada tenía un gran moretón producido por el fuerte golpe.
Al día siguiente Gian despertó y corriendo fue a buscar a Oscar el cual no estaba en su casa, estaba en el hospital, su hermana le comento que despertó con la pierna rota y lo llevaron de emergencia al Hospital, Gian se asustó y fue al hospital donde se encontraba Oscar para ver cómo estaba. Él estaba en la Habitación 209 del Hospital "Santa Rosa".

ATRAPADOS EN LA OSCURIDAD - Escrito por Giancarlo tueros de la cruz prt 3 y 4

III
Esa noche Gian y Oscar se dirigieron al segundo piso de la casa de Gian, donde vivía su abuela; ellos tocaron la puerta y ella salió, le preguntaron si tenía tiempo para que ellos le consulten algo, ella respondió que sí y entonces le contaron todo lo que les había sucedido.
Luego de una larga conversación la abuela quedo mudo mirándolos fijamente, ellos se asustaron un poco y le preguntaron si pasaba algo, ella les respondió, ustedes están siento atrapados poco a poco por la oscuridad, esto se debe a que profanaron esas tumbas y movieron esos cuerpos de su lugar, le dije a tu padre que no sacara ese esqueleto de la casa que no lo entregara a la policía y lo deje en el sótano, Oscar tú también lo hiciste al llevarte el esqueleto del niño ellos están furiosos y no los dejaran en paz hasta que sus esqueletos estén donde estaban, tuve un sueño terrible en el cual un hombre y un niño los atormentaban hasta llevarlos a la locura, yo creo que fue un aviso y se me presento para avisarles.
Al escuchar esto ellos se miraron el uno al otro un poco desconcertados y temerosos por lo que les puede pasar. Decidieron que todo puede ser alucinaciones y que dejarían de jugar por una semana para ver si era por la falta de sueño y el vicio.
Esa semana cada uno siguió con su vida normal, iban al trabajo, a la universidad, salían a conversar pero sin jugar y todo paso normal no tuvieron ninguna mala experiencia como las que tuvieron días antes, llego el domingo y se reunieron con sus amigos para ir a comer un chifa, luego regresaron a sus casas y antes de entrar conversaron y llegaron a la conclusión que todo se debía a una psicosis causada por la falta del sueño y por el exceso de tiempo ante un juego, dijeron que eso podría distorsionar sus mentes así que decidieron jugar menos, se despidieron y cada uno se fue a su casa a acostarse.
El lunes llego y para Gian era feriado debido al aniversario de su empresa, así que llamo a su novia y le pregunto si podía faltar a su trabajo y pasarla con él, ella le respondió que sí y que iba a ir a su casa para pasarla juntos ahí.
Su novia llego justo para el almuerzo, así que almorzaron juntos y luego decidieron ir a su cuarto a ver una película. Mientras él ponía la película que iba a ver ella quiso tomar agua a sí que salió a la sala que estaba al fondo justo donde habían removido huaca para servirse un vaso con agua. Gian escucho un grito desgarrador que provenía de la sala y reconoció que era de su novia, dejo todo y salió corriendo para verla, cuando la vio la encontró desmayada en el piso, casi convulsionando, enseguida la socorrió y la llevo a su cama para que este echada ahí hasta que despierte, Gian fue al baño un momento para lavarse y orinar, y cuando sale del baño ve a un hombre sentado a la orilla de su cama observando a su novia, se queda perplejo inmóvil ante el suceso, luego al ver que su novia se movía incomoda como si estuviera en una terrible pesadilla grito una grosería y le dijo lárgate de aquí y avanzo a la cama, pero cuando estaba por llegar este sujeto se desvaneció dejándolo con una sensación de escalofrió que recorría todo su cuerpo, luego reacciono y se hecho al costado de su novia hasta quedarse dormido.

ATRAPADOS EN LA OSCURIDAD - Escrito por Giancarlo tueros de la cruz prt 1 y 2

I

Giancarlo era un joven de 23 años que vivía una vida normal y rutinaria, su día era ir de su casa a la oficina, de la oficina a la universidad y luego a su casa. Solo usaba sus sábados para jugar al WOW o estar tomando con sus amigos y su novia.
Él vivía en una casa el cual detrás de ella había ubicada una huaca muy antigua la cual iban removiendo para poder construir casas.
Llego el mes de diciembre y Giancarlo recibió su gratificación, con la cual el pretendía derrumbar la parte trasera de su casa que era de adobe y remover un poco de huaca para poder expandir su casa lo cual haría que su vida cambie por completo.

El Asesino de San Tomé

Siempre hemos pensado que nada nos es inaccesible, algo que a veces pienso que puede ser un fatídico error... bajar la guardia contra lo que desconocemos. Es cierto que ahora la calidad de vida y la tecnología a mejorado desde los últimos años, llegando incluso a la luna, algo que hace unos siglos anteriores era algo utópico, un sueño incumplíble.
Esta ambición nos ciega. Son muchas las preguntas existenciales que cada uno nos hacemos y que por ahora están fuera de nuestro entendimiento... pero si les soy sincero, prefiero no pensarlo. No existen palabras para definir lo que pasa mas allá de lo que el razono humano nos permite comprender, y si alguien lo ha intentado... tuvo que haber muerto en el proceso.
Ahora, os relato desde mi carnal prisión del tormento lo que me sucedió hace unos días anteriores. Me llamo Luis Alberto Rubio, un guardia civil toledano... o eso era antes de estar como estoy ahora. Ya llevaba 7 años en el oficio con una aparente normalidad.
Puede que a veces hubieran ciertos altercados delictivos, pero gracias a dios nunca llegaron a haber muertos, menos en una ocasión que por culpa mía y de mis compañeros matamos a un ciudadano por equivocación, pero eso carece de importancia. En realidad deseaba tener algo que me pusiera a prueba, algo oscuro y peligroso... aunque posiblemente esa idea la saqué de alguna serie policíaca.
Mi vida era muy rutinaria y aburrida, prácticamente me daba paseos a mi mismo para ver alguna posible amenaza, pero la ciudad de Toledo era muy tranquila. Un noche de Abril a las doce de la noche, mientras patrullaba con tranquilidad, mis superiores me alertaron por la radio de la Guardia Civil con un mensaje bastante grotesco:
"Atención, hemos recibido una llamada de un ciudadano de que varias personas han aparecido muertas en la Iglesia de Santo Tomé".

El sol bajo las nubes.


Claudio era un joven tímido de quince años, de los cuales los últimos cuatro los había dedicado exclusivamente a estudiar música en la casa de Monsieur Cottillard, un viejo maestro músico amante de la soledad y el piano.
Durante los últimos cuatro años Claudio iba y venía de su casa a la del viejo Cottillard, sin siquiera voltear a ver el antiguo y enorme edificio de piedra que estaba justo frente a la angosta casa de su maestro. Se trataba del Liceo de Niñas, un colegio exclusivamente para las hijas de las más adineradas familias de la ciudad.
Al viejo no le gustaba enseñar con las ventanas de su casa abiertas, excepto los días lluviosos, esos días Claudio tenía permitido acercarse un poco a la ventana que daba a la calle a practicar con su violín.