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domingo, 2 de octubre de 2016

Los Secretos de Caramel - prt39

Arroz con Leche 


A mi mejor amigo Max le brillaban los ojos cuando mi mamá preparaba arroz con Leche, ya que a él le encantaba comer ese postre. A mí también me gustaba, pero se notaba que a mi amigo le encantaba mucho más. El Arroz con leche siempre fue su postre favorito.
  Un día, mientras hacía la tarea de matemáticas, recordé lo feliz que Max se ponía cuando comía ese dulce, por eso, sin pensarlo, dejé de lado mi cuaderno para a buscar en internet como preparar Arroz con leche. Yo también quería ver sus ojos brillantes por mí, así como mi mamá lo hacía con sus deliciosas comidas.
  
— ¿Qué haces? —me preguntó mi madre cuando me vio buscando entre las ollas la más adecuada para preparar el Arroz con leche. 
—Voy a... —pronuncié dudando. 
— ¿Quieres preparar algo? Si quieres te ayudo. 
Mi mamá sabía cocinar muy bien, pero su ofrecimiento de ayuda me desilusionó más que alegrarme. Si ella lo preparaba, no iba a ser algo mío. Mi rostro debió advertirle parte de mi incomodidad, ya que la vi un poco sobresaltada. 
—Te daré consejitos —me dijo esperanzada. 
—Gracias —le respondí muy ruborizado. 
Me avergoncé mucho mientras lavaba el arroz, ya que nunca había cocinado. Mi padre siempre me había dicho que la cocina era para las mujeres y no para los hombres, por eso no pude evitar pensar en qué pensaría si me hubiera visto en la cocina junto a los ingredientes y a mi madre animándome. Afortunadamente él estaba en su trabajo. 
—Se ve muy bien y de seguro también sabe muy bien. Con mis consejitos ni dudarlo. Es todo una maravilla. 
Mi madre era una mujer joven, muy alegre y comprensible. Ella era amiga de la madre de Max, mi mejor amigo. Mamá me entendió bien a pesar de no decirle con palabras lo que quería cuando preparaba el Arroz con leche, por eso no toco ningún ingrediente, no agarró la olla y ni siquiera prendió la hornilla de la cocina. Ella dejó que lo hiciera todo, tal como yo quise desde el principio. 
Con la hornilla apagada y con el Arroz con leche recién hecho, yo tenía en mis manos mi celular para llamar a Max, pero no podía hacerlo. Me moría de nervios. Que iba a pensar de mí si le decía que me había metido a la cocina para prepararle Arroz con leche. Cocinar postres deliciosos para alguien especial era un acto que solo lo hacían las chicas, no los hombres, ya que ellos no están para la cocinarles a nadie. Mi madre me quitó el celular al verme dudar, marcó el número de Max y me lo entregó de inmediato para que pudiera hablar con él. 
Al poco rato Max llegó a mi casa. 
— ¡Arroz con leche de Caramel! —Dijo Luna, la hermana de Max, entrando muy entusiasmada a la sala de mi casa. 
No solo había llegado ella, sino también Ángel, el enamorado de Max, un chico. En casa nadie sabía que ellos salían juntos, solo yo. Max me lo había dicho porque era mi mejor amigo, por eso me contaba todo. 
—Les dije que venía para comer el Arroz con leche de Caramel, por eso decidieron venir —dijo Max comiendo la primera cucharada de mi postre—. A Caramel le quedo muy rico el Arroz con Leche. 
Escuchar sus palabras me alegró mucho. Todo el mal humor que había sentido cuando vi entrando a Ángel en mi casa junto a Max, se me había esfumado. Los cuatro: Max, Luna, Ángel y yo, nos quedamos mirando una película en la sala mientras nos terminábamos el postre. 
Mi postre no me había quedado tan rico como el de mi madre a pesar de haberme esmerado mucho. Max había sido muy amable conmigo al habérselo comido con esa alegría como cuando saboreaba el arroz con leche de mi madre. Max me hizo sentir muy feliz. 
—No te preocupes —me dijo mamá cuando todos ya se habían ido—, a Max realmente le gustó mucho tu Arroz con Leche, así que la próxima vez sorpréndelo aún más.
  Me iba a esmerar. Quería continuar haciendo dulces para Max porque me encantó verlo comer el postre que le preparé, además, él me susurró en el oído que también lo deseaba.
  

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