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viernes, 15 de julio de 2016

Brenda Ann Spencer: "No me gustan los lunes"


“Y la lección de hoy es cómo morirse”.
Boomtown Rats. “I don’t like mondays”




Brenda Ann Spencer nació el 3 de abril de 1962 en San Diego, California (Estados Unidos). Vivió en esa ciudad toda su vida. Fue siempre una niña solitaria que se sentía fea. No tenía amigos. Odiaba su cabello, sus rasgos, el color de su piel, sus pecas, sus gruesos lentes que contrarrestaban su problema de miopía.

 La boda de los padres de Brenda Ann Spencer

Al parecer, los Spencer ocultaban bajo su melosa fachada de familia ejemplar un historial de malos tratos y vejaciones infantiles. Después de que sus padres se separaron, ella se quedó a vivir con su padre, Wallace Spencer, un conocido alcohólico, en una virtual pobreza.

 Wallace Spencer


Al principio dormían en un colchón en el piso de la sala, con botellas de alcohol vacías por toda la casa. Según Brenda Ann, su padre siempre le dijo que él "había sido gay desde su nacimiento". También aseguraría en 2001 que su padre la golpeaba y abusaba sexualmente de ella, aunque él negó siempre tales afirmaciones.


Brenda Ann Spencer cuando era niña




 Brenda Ann mostraba una habilidad excepcional en la fotografía, e inclusive ganó el primer premio en un concurso de Humane Society. A principios de 1978, el personal de un centro para alumnos con problemas, al que Brenda Ann había sido remitida debido a sus constantes ausencias injustificadas a la escuela, informó a su padre que la chica era un suicida potencial.


Brenda Ann Spencer en el anuario escolar


Ese verano, Brenda Ann fue arrestada por dispararle a las ventanas de la Cleveland Elementary School con una pistola de aire comprimido. También la consignaron por robo. Para entonces, ya era conocida en el barrio por cazar pájaros con su pistola.


Brenda Ann Spencer en su adolescencia

En diciembre de 1978, tras una evaluación psiquiátrica arreglada por su oficial de libertad condicional, se recomendó que fuera admitida en un hospital psiquiátrico debido a su constante estado de depresión, pero su padre se negó a dar el permiso.




Esa Navidad, la banda sonora personal de Brenda Ann Spencer era el álbum Outlandos D’Amour, disco debut del grupo The Police; pasaba horas encerrada en su habitación, escuchando el mismo disco una y otra vez. Para entonces, era ya una adolescente rebelde que desde pequeña prefería el aislamiento y se refugiaba en la música. 

Aprovechando las fiestas, le pidió a su padre una radio como regalo, pero él tuvo otra idea: le regaló un rifle Ruger semiautomático calibre .22, con mira telescópica. Al arma lo acompañaban unas cajas con 500 balas.

La razón de ese descabellado obsequio nunca ha quedado del todo clara y muchas versiones diferentes se manejaron al respecto. "Me sentí como que quería que me matase", diría años después.

El arma

Pero en el momento, Brenda Ann se puso feliz; le gustaban las armas y las historias de violencia. Continuamente fantaseaba acerca de crímenes y masacres. Leía acerca de asesinos famosos. Invirtió dos o tres semanas en irse a un sitio cercano para practicar su puntería. Se acostumbró al rifle y aprendió a manejarlo con destreza. Le gustaba mucho disparar.


El lunes 29 de enero de 1979, mientras estaba en su casa encerrada en su habitación, Brenda Ann estaba aburrida. Había pasado un rato escuchando música, pero se había hartado. Recostada en su cama, pensaba en algo qué hacer. Se levantó, dio vueltas por el cuarto, se asomó por la ventana.




Brenda en un dibujo de un website 


Justo frente a su casa se encontraba la Cleveland Elementary School, una escuela primaria donde ella misma había estudiado años atrás. Vio a los niños esperando en la calle para entrar a la escuela.

 Algunos corrían, jugando en la banqueta. “Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí", diría después.

La Cleveland Elementary School 

Branda Ann, usando un gorro que le gustaba mucho, tomó el rifle, se apostó en la ventana y observó a través de la mira telescópica. Luego comenzó a disparar al azar.

La casa de Brenda Ann Spencer


A sus dieciséis años y gracias a sus semanas previas de entrenamiento, Brenda Ann tenía buena puntería; se reía mientras disparaba.


El ataque

Los niños comenzaron a caer. Al principio, reinó la confusión y el caos. Los niños se dieron cuenta de que estaban hiriéndolos y los alaridos de dolor se mezclaron con los gritos de terror. En ese momento sólo dos adultos se encontraban a las puertas de la escuela: el director Burton Wragg y el vigilante Michael "Mike" Suchar. Ambos comenzaron, entre empujones y gritos, la evacuación apresurada de los pequeños.




Brenda Ann no dejaba de disparar. Ocho niños cayeron bajo sus balas. Uno de los heridos fue Chris Stanley, un niño de nueve años que perdió un trozo de corazón, pero salvó la vida al librarse de los disparos en el momento en que el director Burton Wragg lo cubrió con su cuerpo para socorrerle. Brenda Ann le disparó varias veces al director hasta matarlo.

Burton Wragg

Al ver aquello, Michael “Mike” Suchar, el celador de la escuela, intentó proteger a Wragg. Brenda Ann, molesta por aquella actitud, también le disparó varias veces. Fue su segunda víctima mortal.

Michael “Mike” Suchar


Para entonces, la policía ya había sido avisada y llegaron poco después. Un disparo en el cuello derribó a un agente, por lo cual los demás se protegieron detrás de las patrullas.




Los niños que no habían sido heridos estaban dentro de la escuela, llorando, mientras los baleados yacían encima del piso, en medio de charcos de sangre. Las patrullas se acomodaron frente a ellos para protegerlos y poder sacarlos de la línea de fuego.


La policía en el lugar

Muchos niños fueron colocados en fila india para ir saliendo de la escuela por otra puerta. Los subieron a camiones escolares para evacuarlos. El tiroteo entre Brenda Ann y la policía continuó durante seis horas. Atrincherada en su casa, no dejó de disparar hasta que se le terminaron las balas. Habló por teléfono con los negociadores de la policía y con los reporteros.

Al final, Brenda Ann decidió rendirse. Los agentes entraron al domicilio y la sometieron. Encontraron botellas de cerveza y whisky por toda la casa, pero ella no había consumido nada.





Los heridos

Tras su captura, los periodistas, que habían llegado casi enseguida al lugar, le preguntaron el por qué de su acción. Ella simplemente se encogió de hombros y le respondió a un periodista del San Diego Tribune: "No me gustan los lunes. ¡Son tan aburridos! Sólo lo hice para animarme el día.


"No tengo ninguna razón más, sólo fue por divertirme. Me gustan el rojo y el azul de las chaquetas de los alumnos. Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, así que eran blancos fáciles para mí. Fue muy divertido ver a los niños fusilados”.




El arresto de Brenda Ann Spencer

Al realizarle varias pruebas médicas mientras estaba en custodia, se descubrió que tenía una lesión en el lóbulo temporal del cerebro. Esto se atribuyó a un accidente en su bicicleta ocurrido tiempo atrás.


El juicio de la chica fue seguido de muy cerca por la prensa. Richard Sachs fue el fiscal de distrito adjunto del condado de San Diego. Brenda Ann expresó sus dudas de que algunas de las víctimas fueran alcanzadas por las balas de su rifle y afirmó que podrían haber sido heridas por la policía.









Los titulares


También afirmó haber estado bajo la influencia del alcohol y las drogas alucinógenas en el momento de los disparos, y aseguró que los fiscales y su propio abogado habían conspirado para falsificar evidencias, demostrando que no había drogas ni alcohol en su sistema.




El juicio

Pese a ser menor de edad, Brenda Ann fue juzgada como adulto. Algunos testigos dijeron que siempre había expresado hostilidad hacia los policías, y que hablaba sobre dispararle a uno. También dijo que deseaba hacer algo grande para salir en la televisión.

Fue declarada culpable de dos asesinatos y asalto con arma mortal, y condenada a cumplir un mínimo de prisión de entre 25 años y cadena perpetua en una institución penitenciaria para mujeres en Corona, California.



En prisión, el comportamiento de Brenda Ann siempre fue enigmático. El diagnóstico de su patología se confirmó con el tiempo: “Incapacidad para lidiar con el estrés y una inclinación desmesurada a actuar con ira”.

La prisión


También fue diagnosticada como epiléptica y se le administraron medicamentos para tratar la epilepsia y la depresión. Durante sus largos años de reclusión, trabajó reparando equipos electrónicos.




Monumento a las víctimas 

Después de ser candidata a libertad condicional en 1993, a Spencer le fue denegada en cuatro ocasiones, la última el 13 de agosto de 2009. La viuda del director Burton Wragg hizo una petición en video buscando impedir que Brenda Ann Spencer fuese puesta en libertad condicional.

La viuda de Burton Wragg

Por su lado, Charles Miller, un estudiante que tenía nueve años el día del ataque y se convirtió en un oficial de libertad condicional del condado de San Diego, testificó acerca de cómo recibir un disparo había cambiado su vida.




Brenda Ann Spencer en prisión

Algunos incidentes violentos en la cárcel, la falta de arrepentimiento de Brenda Ann y la nula sensibilidad hacia sus propias acciones, evitaron una y otra vez su puesta en libertad. Para entonces, estaba envejecida, presentaba obesidad mórbida y seguía siendo presa de profundas depresiones. Había pasado la mayor parte de su vida en la cárcel. No será elegible para una nueva audiencia de libertad condicional hasta el 2019.

 La Cleveland Elementary School fue cerrada en 1983, junto con una docena de otras escuelas de la ciudad, debido a la disminución en la matrícula. En las décadas siguientes, la edificación fue arrendada a varias escuelas privadas diferentes. El sitio alberga actualmente la Academia de Ciencias, una escuela media pública autónoma.



Casi exactamente diez años después de los eventos, el 17 de enero de 1989, hubo otro tiroteo en otra escuela llamada igual: Cleveland Elementary School, aunque ubicada en Stockton, California. Cinco estudiantes murieron y 29 resultaron heridos. El nuevo asesino se llamaba Patrick Purdy y era, como Brenda Ann, un joven de apenas 25 años. El evento fue un "triste recordatorio" a los supervivientes del tiroteo de 1979, que se describieron como "sorprendidos, tristes, horrorizados" por las semejanzas inquietantes con su propia experiencia traumática.

Patrick Purdy

Chris Stanley, el niño salvado por el director, años después se convirtió en profesor. Trabajó en una escuela cercana al lugar del crimen y siempre vivió con el recuerdo perenne de la tragedia. Luego diría: “Ellos son los héroes de esta historia para mí. Son personas que estaban dispuestos a todo y literalmente dieron sus vidas por nosotros. Todos estamos aún muy afectados, pero encaramos la vida como viene. Como digo a mis alumnos: si la vida te da sólo un limón, sé capaz de hacer con ello un buen guiso”.

 Sólo un mes después de la tragedia, el músico Bob Geldof estrenó con su grupo Boomtown Rats, en el Teatro Fox de San Diego, la famosa canción inspirada en los hechos y en la declaración de la asesina: “I don’t like mondays”. De inmediato se convirtió en número uno en el Reino Unido. En Estados Unidos, la canción fue censurada, negándosele la promoción “por motivos educativos”. La familia de Brenda Ann intentó, sin éxito, evitar que el sencillo se editara en Estados Unidos.

Bob Geldof

Las emisoras de radio de San Diego se abstuvieron de emitir la canción durante algunos años por respeto a las sensibilidades locales ante el tiroteo. Geldof explicó tiempo después cómo escribió la canción: “No fue un intento de explotar la tragedia. Estaba haciendo una entrevista de radio en Atlanta y había un teletipo. Lo leí en cuanto salió. Que no le gustaran los lunes era un motivo un poco extraño para hacer algo así.



"Estaba pensando en ello en el camino de vuelta al hotel y mencioné: 'un chip de silicio dentro de su cabeza se sobrecargó'. Lo escribí. Y los periodistas que la entrevistaban preguntaban: 'Dime por qué'. Era un acto sin sentido. Era el acto sin sentido perfecto y era la razón sin sentido perfecta para hacerlo. Así que pude escribir la canción sin sentido perfecta para ilustrarlo”.


Años más tarde, varios músicos la versionaron, entre ellos Tori Amos y Bon Jovi. Fue interpretada al piano por Hugh Laurie y en la guitarra por Dave Mathews, en el capítulo quince de la tercera temporada de la serie televisiva Dr. House. También aparece en el segundo episodio de la cuarta temporada de la serie The West Wing. La frase de Brenda Ann inspiró numerosos chistes y tiras cómicas, entre ellas, la del gato Garfield.




VIDEOGRAFÍA:

Brenda Ann Spencer en Killing of America

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