Etiquetas

lunes, 17 de noviembre de 2014

Los Secretos de Caramel - prt1

LAS MANOS DE MAX



 Max tiene las manos grandes. Eso me molesta porque yo las tengo pequeñas y me avergüenza. No es común que los chicos los tengan pequeñas por eso estuve molesto todo una larga semana  por la culpa de Max.

Resulta que una tarde en el colegio, todos mis compañeros se juntaron para jugar a las fuerzas. Si, ese juego donde dos hombres se enfrentan para ver quien tiene más fuerza en su brazo. Yo estaba muy animado por participar y por eso de inmediato me ofrecí a ser uno de los participantes. De entre todos, Max fue mi contrincante. Que  incómodo me sentí, porque me miró con una sonrisa burlona y agarró mi mano de manera brusca para enseñarla a todos, como una exhibición de manos. Me enoje   de inmediato. No fue necesaria ni una sola palabra. Sus gestos parecían decir: “Miren estas manos tan pequeñas, manos de niña” “Qué pasó Cáramel, no tomaste toda tu sopa”. Aunque era imposible de creer, realmente parecía que sus gestos decían todo eso. 



Me fui muy enojado. Soy tan torpe. No debí haberme ido, debí quedarme y enfrentarlo. Huir solo me hizo quedar como un cobarde, pero no, me fui. Fue la peor decisión, de eso ni hablar.

Max tiene las manos grandes, como todos los chicos. El extraño debo ser yo porque las mías son pequeñas. Me gustaría que mis manos fueran como las de Max. Seria genial, así podría tomar las manos de las chicas con más seguridad. Aunque nunca sentí inseguridad hasta que ese Max me molestó con su miradita de: “Caramel, Caramel y sus pequeñas manos”. Es desagradable.
— ¿Cáramel se enojó?
—Claro que me enojé, estoy muy, muy molesto. 
Max llegó atrás de mí en tan solo un par de minutos. No perdía la costumbre de seguirme cuando me hacía enojar. Él sabía dónde iba cuando me enojaba, pero decir donde sería una larga historia. 
— Caramel tiene las manos  parecidas a las de mi novia.
—No es verdad, deja de repetírmelo. 

No era la primera vez que me hacia ese comentario. De alguna manera me incomodaba. Cuando lo decía su mirada era muy profunda y fija. Sus ojos azules me intimidaban mucho. El sabía lo mucho que me afectaba por eso algunas veces sujetaba mi rosto con sus manos para que no pudiera desviar la mirada. Luego se mataba de la risa. 


Algunas veces sentía que me trataba como una chica para burlarse de mí. 

El siempre pensó que mis manos eran como las manos de una chica, pero para mi no era verdad. Aun soy muy joven, me decía. "Cuando crezca mis manos también lo harán y dejará de decir bobadas"."Yo no tengo la culpa de que las manos de Max se hayan desarrollado más rápido, yo no tengo la culpa de que todas las manos de los chicos se hayan desarrollado rápido". 
Max siempre tuvo las manos  como las de un chico, pero  muy finas, por eso me gusta… me refiero a sus manos. Sus manos, las manos de Max, me gustan. Yo también quisiera  tener las manos de Max. 

No hay comentarios. :

Publicar un comentario