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martes, 21 de julio de 2015

Celos


El era todo mi mundo, toda mi razón de vida, lo veía siempre desde la ranura de su puerta, deseando entrar y poder tenerlo solo para mí, todos los días le enviaba regalos y cartas de amor, pero él las rechazaba todas.


Un día decidí hacer mi jugada, yo sabía que él estaría en su apartamento. Me puse mi mejor ropa y toque a su puerta…



– ¿Quién eres? – dijo el al abrir la puerta –  estaba casi medio desnudo, su hermoso cuerpo estaba descubierto…  yo sonreí.

– Soy…

– ¿Quien es mi vida? – dijo una mujer detrás de él –  estaba en ropa interior y me miraba  con asco.

Salí corriendo de allí avergonzada y con un odio profundo, ¡él era mío, mío, mío y ella no lo merecía! Esa noche tome un largo y afilado machete de un metro y me fui a su habitación, el estaba con esa muñeca de trapo y no conmigo. Con ira y placer pase la cuchilla por el pecho de la mujer, la pobre no tuvo tiempo de chillar, pero disfrute al ver su sangre salpicar en su sucia y contaminada cama. A él  lo apuñale con el machete, aun no estaba muerto – bien – pensé.

Me coloque tras él, aun gimiendo de dolor, y lo abrace mientras se escurría la sangre.

– Te adoro, pero recuerda que eres solo mío y no de otras.

Entonces pase la cuchilla a través de  su cuerpo atravesando también el mío, como una brocheta, lo último que vi fueron nuestras sangres juntas… al igual que nuestros cuerpos.

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