EL DISFRAZ PERFECTO
– ¡Con diez cañones por banda…!
- ¡Ponte el disfraz de una vez, que vamos a llegar tarde!
- Ya casi estoy, mira. Sólo me falta el parche.
El niño se marchó a su cuarto. Se miró con atención en el espejo, se puso el parche, y comenzó a sentirse incómodo, de manera que terminó por quitárselo. Se miró el ojo derecho con detalle, primero lejos del espejo y luego tan cerca que no lo distinguía. Notó que le faltaba algo importante. Sonaron sus pasos apresurados por la tarima.
Acercó la mano al bote del escritorio: unas tijeras, un punzón, una grapadora, lápices de puntas afiladas… Su madre gritó:
- ¿Quieres darte prisa de una vez?
Eligió el punzón apresuradamente y lo clavó con tanta fuerza y decisión como le fue posible. Un grito ahogado. Silencio. La mujer subió y lo encontró sentado frente al espejo, con el punzón en la mano y el parche en el ojo. Había sangre por todo el escritorio.
- ¡Dios santo! ¿Pero qué has hecho?
- El loro no se quedaba quieto en mi hombro.
ZOMBIE
"El mundo se derrumba, cae en mil pedazos, te descontrolas, lloras, ¿qué cresta hacer?, te cuestionas, ¿qué he hecho?, ¿qué deje de hacer?, gritas, ¡por la cresta!, sigues cayendo, sigues sin saber por qué, intentas ordenar ideas, intentas darte vuelta para no caer tan duro, sigues en caída libre, te preguntas a qué tienes que aferrarte, ¿amor?, ¿odio?, ¿dios?, pierdes el rumbo, vas en picada, directo a una muerte segura, te resignas, cierras los ojos, respiras profundo, sacas una leve sonrisa, sientes el frío en tu cara, te levantas, te bañas, te vistes, y vas a trabajar, ya no caes, pero estás muerto."
MAMA?
Una niña estaba jugando en su cuarto, en el segundo piso de su casa, cuando escuchó que su madre la llamaba desde la cocina. La niña bajó las escaleras corriendo, y entonces una mano la agarró y se la llevó dentro de la habitación que había bajo la escalera. La niña asustada miró quién o qué la había atrapado y era su madre, la cual le tapó la boca y le dijo: "Quédate quieta, yo también escuché eso".
DEBAJO DE LA CAMA
Comencé a arroparlo cuando me dijo: "Papi, fíjate si hay monstruos debajo de la cama". Miré abajo para divertirlo, y lo vi ahí, a otro igual a él debajo de la cama, mirándome fijamente, temblando y susurrándome: "Papi, hay alguien en mi cama..."
Después de luchar desesperadamente por mover cualquier parte de su cuerpo inmóvil, para alertar a los medicos de que estaba consciente, antes que realicen la primera incisión, se sintió aliviado al ver que una de las enfermeras se habia percatado de la dilatación de sus pupilas ante la luz brillante. Ella se inclinó, y en un susurro al oido le dijo: "¿crees que no sabemos que estás despierto?"
Miedo a la muerte.
No le tenía miedo a la muerte; pero sabía que al morir uno de sus dos más grandes miedos iba a seguirla hasta la tumba.
No le tenía miedo a la muerte: pero le tenía miedo a los insectos, y si al morir la enterraban y su carne era devorada por ellos, desde el más allá se iba a sentir asqueada.
No le tenía miedo a la muerte; pero le tenía miedo al fuego, y si al morir la cremaban, igual se sentiría aterrada.
No le tenía miedo a la muerte; pero de todas formas, quería vivir por siempre.
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