Cristal
Yo empecé a ver como mi mejor amigo Max se iba a sus citas con sus noviecitas desde que empezó a salir con chicas. No me quedó de otra que esperar su regreso para divertirnos con los videojuegos, con tele, entre otras cosas. Pero desde que comencé a salir con Cristal, mi primera enamorada, ya no esperaba el regreso de mi amigo porque Cristal estaba junto a mí.
Cristal era una chica muy extrovertida, loca para muchos, alegre, muy alegre. Eran pocas las veces que se ponía terroríficamente seria, ya que su faceta de chica descontrolada siempre estaba al 100%. Cristal tenía el cabello enmarañado y largo, el cual sujetaba hacia abajo con un carmín azul marino; le gustaba usar pantalones jeans azules, polos clásicos y en invierno lucia chompas de lana tejidos por su madre. Ella prefería las zapatillas en lugar de los tacos.
Las chicas solían criticarla porque no era femenina, por eso a veces le decían que nunca iba a tener novio a pesar de tener una cara bonita. Ellas le decían que los chicos preferían chicas femeninas y no toscas como ella. Todos esos comentarios no le importaban, pero si se hacían frecuentes, Cristal iba frente a quien decía todo eso para dar el primer golpe sin temor. Ella era muy fuerte.
Poco a poco, desde que empezamos a salir, Cristal comenzó a cambiar sus pantalones por faldas cortas con pliegues, empezó a aplicarse un poco de brillo labial; pero solo eso, ya que mantuvo parte de su estilo. Ella siguió sujetando su cabello de la misma manera y continuó usando zapatillas. Ella se veía genial, muy bonita. Cristal no cambió su manera de ser a pesar de esos cambios, porque continuó siendo la chica extrovertida que conocí por primera vez.
Cristal fue mi primera enamorada al igual que yo de ella. Juntos íbamos a aprender nuevas experiencias como enamorados. Nos tomaríamos de la mano, iríamos a ver películas a solas o simplemente saldríamos a caminar. Los dos no supimos que hacer la primera vez que salimos juntos en nuestra primera cita, por eso actuamos como si hubiera sido una salida entre amigos. Nos divertimos mucho. No fue de extrañar ya que éramos muy buenos amigos.
Pese a nuestra nueva experiencia saliendo con alguien, nosotros queríamos saber lo que se sentía aquello, ser correspondidos, por eso no íbamos a dejar que los días pasaran como un juego. Los dos buscábamos que nuestros pasos fueran cada día más fuertes, firmes, que no fueran algo de un día. Igual que ella, quien decía quererme con mucha alegría y seguridad, yo también quería decírselo aunque solo la veía como una amiga.
Ella merecía ser querida, porque su amor era sincero, no como el amor que Max les daba a sus novias. A él solo le gustaba jugar, se divertía y al poco tiempo salía con otra para seguir divirtiéndose. Max no podía amar, no sabía hacerlo, ya que todo eran juegos para él, por eso la que quería perder solo tenía que salir con mi mejor amigo. Él solo jugaba sin temor de perder sus amistades al salir con amigas con quienes nunca volvió a hablar. Yo no iba a hacer lo mismo que él, yo sí iba a enamorarme de Cristal, porque su amor era de verdad, real, no una mentira como el amor de Max.
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