Ya no Quiero Esperarte
Mi mejor amigo Max empezó a salir con chicas en sus
últimos años de la primaria. La razón no había sido el amor, ya que solo
decidió salir con Azul, su primera enamorada, por curiosidad. Poco tiempo
después empezó a salir con otra niña, otra y otra más. Estar con niñas era como
su pasatiempo. A mí me tocó verlo irse con la chica que estaba saliendo durante
todo ese tiempo.
Una niña me dijo que yo le gustaba poco tiempo después de que mi amigo saliera con su primera enamorada. En ese entonces fue tan ridículo para mí, ya que éramos muy jóvenes, éramos niños de primaria.
Yo andaba más preocupado por los programas de televisión, por los videojuegos y por los amigos en lugar de ir pensando en niñas. No estaba interesado en tener noviecita. Cuando mis amigos se enteraron me dijeron que había actuado como un tonto: "¡Haz perdido una buena oportunidad! Cómo vas a tener experiencia si no sales con chicas", me dijeron. Yo era muy joven, por eso no me importó lo que me regañaron, además, esa niña solo era eso, una niña y nada más. Ella no me gustaba.
Al pasar los años continué viendo a mis amigos salir con chicas. Cada vez que escuchaba: "No puedo salir con ustedes, chicos, porque voy a salir con mi novia", yo me ponía a pensar que quizá ya era hora de plantar a mis amigos con ese mismo mensaje, pero siempre me negaba cuando otra niña me decía para salir. La simple razón era porque para mí solo era una niña diciéndome sus sentimientos. Yo no sentía nada por nadie.
Quizá pedía mucho. Ninguna niña me hacía pensar en ella durante las clases, cuando hacia mis tareas, ni soñaba con nadie por las noches. Yo quería sentirme enamorado. Mientras pensaba en los sentimientos reales, mis amigos seguían saliendo con chicas, pero yo los miraba sin celos porque no estaba desesperado por salir con alguien.
"Acepta a alguna chica y podremos salir en parejas", me había dicho mi amigo Fabián; "¿Acaso piensas salir con tu primera chica pasados tus veinte años?, eso se va a ver muy ridículo", me había dicho Mario, mi otro amigo del colegio. Siempre me decían comentarios referentes a ese tema porque ellos tenían enamoraditas y yo no. Me decían todo eso para molestarme y presionarme, pero no me importaba. Ellos podían decir lo que querían.
—No, solo estaba pensando. Creo que también saldré con un chico.
— ¿Acaso algún tipo te dijo para salir? Dime —me dijo jalándome del brazo.
—Por qué. Tú estás saliendo con un chico. No veo porqué no puedo salir con uno también.
—Caramel, nunca has salido con una chica y ahora me vienes con que quieres salir con un chico. Estas molestándome. No vuelvas a decir eso. Tú no eres igual a mí, eres diferente, tú crees en el amor, por eso vas a esperar a enamorarte para salir con alguien, ¿entiendes? Hasta que eso no pase, vas a seguir como estas ahora.
—Y qué tal si nunca me enamoro —me alejé de él un poco—. Voy a pasar los veinte años sin saber lo que se siente salir con alguien, seguiré mirando como sales con tu novia y te diviertes con ella mientras yo me quedo a esperar que regreses para ir a divertirnos.
—No somos iguales. Yo elegí salir con chicas para divertirme, pero tú no, tú las respetas mucho, o es que también quieres divertirte como yo. Me gustas como eres, por eso quiero que sigas igual que ahora, quiero que sigas esperando el amor sin que te fuerces.
—Quizá eso no pase nunca.
—Sí pasará, Caramel, sólo espera —me dijo tomándome el rostro con ambas manos—. Yo estaré junto a ti hasta entonces.
—Escúchame, Caramel, no saldrás con nadie.
—Sí, pero la quiero mucho, además, le gusto. Ella es una buena chica, alegre y seria cuando es necesario.
—Está loca.
Las esperas habían sido muy dolorosas. Yo siempre lo había puesto en mi primera prioridad, pero los años habían pasado desde su primera novia, por eso pensé que ya era hora de seguir mi propio camino.
Una niña me dijo que yo le gustaba poco tiempo después de que mi amigo saliera con su primera enamorada. En ese entonces fue tan ridículo para mí, ya que éramos muy jóvenes, éramos niños de primaria.
Yo andaba más preocupado por los programas de televisión, por los videojuegos y por los amigos en lugar de ir pensando en niñas. No estaba interesado en tener noviecita. Cuando mis amigos se enteraron me dijeron que había actuado como un tonto: "¡Haz perdido una buena oportunidad! Cómo vas a tener experiencia si no sales con chicas", me dijeron. Yo era muy joven, por eso no me importó lo que me regañaron, además, esa niña solo era eso, una niña y nada más. Ella no me gustaba.
Al pasar los años continué viendo a mis amigos salir con chicas. Cada vez que escuchaba: "No puedo salir con ustedes, chicos, porque voy a salir con mi novia", yo me ponía a pensar que quizá ya era hora de plantar a mis amigos con ese mismo mensaje, pero siempre me negaba cuando otra niña me decía para salir. La simple razón era porque para mí solo era una niña diciéndome sus sentimientos. Yo no sentía nada por nadie.
Quizá pedía mucho. Ninguna niña me hacía pensar en ella durante las clases, cuando hacia mis tareas, ni soñaba con nadie por las noches. Yo quería sentirme enamorado. Mientras pensaba en los sentimientos reales, mis amigos seguían saliendo con chicas, pero yo los miraba sin celos porque no estaba desesperado por salir con alguien.
"Acepta a alguna chica y podremos salir en parejas", me había dicho mi amigo Fabián; "¿Acaso piensas salir con tu primera chica pasados tus veinte años?, eso se va a ver muy ridículo", me había dicho Mario, mi otro amigo del colegio. Siempre me decían comentarios referentes a ese tema porque ellos tenían enamoraditas y yo no. Me decían todo eso para molestarme y presionarme, pero no me importaba. Ellos podían decir lo que querían.
—Qué se siente salir con un chico —le pregunté un día a
mi amigo Max en el parque
Él se sorprendió porque yo había sacado el tema de la
nada. Poco minutos antes de mi pregunta, él había recibido la llamada de su
enamorado Ángel, por eso no pude evitar preguntarle. Max había salido con
muchas chicas, pero después de tener a la que quisiera, terminó saliendo con un
chico en cuarto año de secundaria.
—Pues nada, hasta ahora no pasa nada diferente con Ángel.
Supongo que así debe ser salir con otra persona.
— Entonces es igual salir con una mujer y un hombre.
—Por qué ¿Pasó algo? —No, solo estaba pensando. Creo que también saldré con un chico.
—No digas eso ni de broma —Su semblante cambió.
Supuse que su disgusto era normal, aunque pensé que no se
sorprendería porque él salía con un chico. De todas maneras, mi comentario fue
para sorprender a cualquiera, ya que no es normal que dos chicos del mismo
género salgan. — ¿Acaso algún tipo te dijo para salir? Dime —me dijo jalándome del brazo.
—Por qué. Tú estás saliendo con un chico. No veo porqué no puedo salir con uno también.
—Caramel, nunca has salido con una chica y ahora me vienes con que quieres salir con un chico. Estas molestándome. No vuelvas a decir eso. Tú no eres igual a mí, eres diferente, tú crees en el amor, por eso vas a esperar a enamorarte para salir con alguien, ¿entiendes? Hasta que eso no pase, vas a seguir como estas ahora.
—Y qué tal si nunca me enamoro —me alejé de él un poco—. Voy a pasar los veinte años sin saber lo que se siente salir con alguien, seguiré mirando como sales con tu novia y te diviertes con ella mientras yo me quedo a esperar que regreses para ir a divertirnos.
—No somos iguales. Yo elegí salir con chicas para divertirme, pero tú no, tú las respetas mucho, o es que también quieres divertirte como yo. Me gustas como eres, por eso quiero que sigas igual que ahora, quiero que sigas esperando el amor sin que te fuerces.
—Quizá eso no pase nunca.
—Sí pasará, Caramel, sólo espera —me dijo tomándome el rostro con ambas manos—. Yo estaré junto a ti hasta entonces.
—No, Max, saldré con alguien, como tú también lo haces.—Escúchame, Caramel, no saldrás con nadie.
Él se mantuvo cerca de mí, lo cual me incomodó, así que
agarré sus manos para alejarlos de mí muy despacio.
—Yo siento que aprenderé a amar a la primera chica. Si no
salgo con alguien, quizá nunca me enamore —no supe porqué, pero me quedé en
silencio por un breve momento. Finalmente dije: Max, Cristal me pidió que salga
con ella.
—No estás enamorado de Cristal. Sería ridículo que salgas
con ella porque solo son buenos amigos —él Se sentó en una de las bancas del
parque más cercana a nosotros. Max perdió toda la seriedad en cuanto escuchó el
nombre de Cristal.—Sí, pero la quiero mucho, además, le gusto. Ella es una buena chica, alegre y seria cuando es necesario.
—Está loca.
—Cristal es muy extrovertida y amable. Aprecia mucho la
amistad como yo.
—Caramel, me gusta verte así, solo, a mi alrededor, sin
nadie, esperándome mientras regreso de mis citas. No salgas con ella por la
misma razón que yo. Mírame, no vas a salir con Cristal ni con nadie,
¿entiendes? Si haces eso arruinaras tu amistad con Cristal, porque solo son
eso, amigos.
—No pasará eso —dije sentándome a su lado.
—Entonces deja de hacerte problemas, espérame y sigue
siendo su amigo, ¿OK? — él revoloteó mis cabellos.
Yo quería mucho a mi amigo Max, pero él siempre era quien
se iba, por eso también había decidido irme para hacerlo esperar por mí. Hasta
entonces pensaba en su regreso, todo el día, en como lo estaría pasando con su
novia, si se estarían divirtiendo mucho, si él se estaría divirtiendo con ella.
Max siempre actuaba igual conmigo cuando regresaba a mí después de sus citas
con sus enamoraditas. Era amable y bueno conmigo a pesar de que en algunas
ocasiones tenía discusiones con ellas. Eso me alegraba, ya que siempre me
sonreía a pesar de esos percances tan incómodos. Las esperas habían sido muy dolorosas. Yo siempre lo había puesto en mi primera prioridad, pero los años habían pasado desde su primera novia, por eso pensé que ya era hora de seguir mi propio camino.
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