Cristal y Luna
No sé cómo me había metido en un lio, porque yo me consideraba pacífico, pero en ese instante Cristal, mi amiga y enamorada, se estaba jalando de los pelos con Luna, la hermana mayor de mi mejor amigo Max.
Poco antes yo estaba de camino a casa de Cristal, mi enamorada, ya que habíamos quedado en ver una película de acción como siempre. Ya no me faltaba nada para llegar, estaba solo a un par de cuadras de su casa, cuando de repente una chica me sorprendió jalándome del brazo sin que me diera cuenta. Ella era bajita, tenía corbatas de colores pastel en sus cabellos e iba vestida con una ropa adornada con extravagantes blondas y flecos.
— ¡Caramel! ¡A dónde vas!
Ella era un par de años mayor que yo, pero no se le notaba nada porque tenía un aspecto de niña rosa muy dulce y engreída. Su contextura delgada le hacía ver muy fina y frágil, por lo cual imaginaba que podría quebrarse si hacía movimientos bruscos.
Luna se me había declarado. Desde ese día dejó de ser solo la hermana de mi mejor amigo, a quien siempre saludaba con un hola y chau cuando apenas la veía. Después de la declaración, ya no solo eran saludos simples y formales, sino muy efusivos, a tal punto de que la gente se volteaba a vernos como si fuéramos una parejita de enamorados.
—A dónde vas, Caramel ¿Te acompaño?
—Voy a casa de Cristal para ver una película —respondí tranquilo, aunque un poco nervioso porque ella se me pegaba mucho. Eso me incomodaba.
—Caramel, invítame un helado —pidió ignorando lo que le había dicho.
Luna era la hermana de mi mejor amigo Max, a quien yo quería mucho, por eso la apreciaba por ser la familia de mi amigo. Luna y yo fuimos a una tienda donde vendían helados en barquillos. Ella se veía muy complacida. Se tomaba el tiempo de conversar dulcemente conmigo mientras la señora encargada nos atendía.
Cuando Luna me pasó la voz para saludarme, la hora del encuentro con Cristal había estado lejos, por eso me mostré paciente, pero ese tiempo se empezó a agotar y la hora acordada con Cristal estaba llegando. Pensé despedirme de Luna cuando terminase su helado, pero ella siguió saboreándolo lentamente mientras yo quería irme.
—Luna, tengo que irme. Salúdame a Max —dije esperando su respuesta de despedida.
—No, Caramel, quédate un poco más, hay que conversar cosas lindas.
—Es que quedé con Cristal para ver una película.
—Que se espere esa Cristal. Está en su casa, ¿no? No se va a perder.
En verdad lamentaba dejarla, pero tenía que irme o llegaría tarde. No quería hacer esperar a Cristal porque ella era una chica buena, amable y me quería. Ella no merecía que la dejase esperando en su casa.
—Lo siento, se me hará tarde —solo pude decir eso amablemente antes de darme la vuelta para seguir mi camino.
Luna se veía muy dulce, como una niña pequeña, pero su sonrisa bien marcada no lo era. Tenía algo de la sonrisa de mi amigo Max, pero no se comparaba con la de él por completo, ya que Max me sonreía sinceramente, muy trasparente.
—Caramel, antes que te vayas, quiero decirte algo que me dijo Max.
—Qué te dijo —pregunté curioso.
—Es un secreto, pero acércate a mí o alguien podría escucharnos.
"Un secreto", pensé. Yo consideraba que Max no me tenía secretos ocultos, porque entre los mejores amigos no debería haberlos. La curiosidad me hizo regresar y acortar la distancia que había puesto cuando me estuve yendo.
Luna no me dejó tiempo para reaccionar. Ella me demostró que tenía una fuerza impensable a pesar de ser tan pequeña y dulce. Era difícil de creer que, una chica vestida de roza y listones, pudiera ser tan fuerte. Luna me había besado aun con el sabor de fresa del halado en sus labios.
Desde ese instante todo se fue abajo. Cuando la separé de mí, pude ver a lo lejos a Cristal con una de sus terribles miradas que ponía poco antes de abofetear a alguna chica que la molestaba diciéndole lo poca femenina que era por su falta de maquillaje y por no ponerse bonitas prendas con blondas.
Y fue como lo pensé. Cristal abofeteó a Luna.
Cristal había acortado la distancia entre los tres. Cuando estuvo frente a nosotros, no preguntó si yo había sido el infiel, si me había aprovechado de luna, si la estaba engañado con ella. Nada, no preguntó nada, solo se acercó y le dio a Luna una cachetada muy fuerte y sonora, dejando al instante su rostro de niña de un color carmesí muy intenso.
La situación me dejó frío. Ver a mi amiga golpear a la hermana de mi mejor amigo no me facilitó la decisión de a quien defender. Pero a simple vista la afectada había sido Luna, la hermana de mi mejor amigo, ya que esa cachetada fue realmente muy impactante. Pensé que Luna rompería en llanto, pero no sucedió. Fue todo lo contrario. Ninguna lágrima fue derramada al instante, como creí que pasaría, porque con esa rapidez que Cristal había empleado en acercarse a Luna para golpearla, fue la misma rapidez que Luna empleó para responder con otra fuerte cachetada a mi amiga y enamorada Cristal.
Lo demás fue muy rápido.
De la nada apareció Clara, mi otra amiga, quien lo único que hizo fue reírse de la situación mientras veía como Cristal, su mejor amiga, se revolcaba en el suelo con Luna. Yo no supe que hacer. Lo correcto hubiera sido separarlas, pero tuve miedo de lastimarlas, porque en ese momento sus movimientos eran muy bruscos. Era imposible agarrarlas con delicadeza.
Y clara seguía riéndose.
Afortunadamente apareció Max con Fabián, mi otro amigo. Los dos las separaron fácilmente mientras yo continuaba en shock a pesar de que ellas ya no estaban tiradas en el suelo.
—Controla a tu hermana —Cristal le dijo a Max mientras él abrazaba a su hermana mayor, quien estaba todo llorosa.
Desde ese momento Max, mi mejor amigo; y Cristal, mi amiga y enamorada, iniciaron un conflicto que me afectó más que el espectáculo que había visto. Ellos eran importantes para mí, por eso no quería verlos enojados. Pero ellos, Max y Cristal, dejaron de ser buenos amigos.
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