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jueves, 18 de julio de 2013

abismo - por : Mariana Isabel Cueto Zorola



Donde los náufragos descansan, eternamente.
Las violentas olas y la sal son nuestras compañías,
nosotros somas las almas del abismal pozo.

Tienes miedo, y el frió carcome tus huesos;
y los sueños, se hunden bajo el muro de agua.
Ahogados por la furia, del majestuoso mar.

Es un mundo donde, las agallas son necesarias.
Y siempre se está en guerra: la vida y la muerte,
en el reino del abismo, nunca hay lagrimas a los caídos.

Nunca hay compasión, nunca hay lágrimas,
cada día es sumergido en la noche eterna,
y cada noche, solo los sueños en penumbra.

Los invitados, envueltos en acero o en madera.
Son los únicos que se lamentan y temen la oscuridad,
no ven la belleza del abismo en que vivimos.

No es un mundo para los débiles, ellos sucumben.
Sucumben a la crueldad de este mundo,
son solo carne para mis hermosos niños.

No es el reino de luz, al cual los humanos acostumbran.
Es el dominio de las perpetuas sombras, y los corazones arden;
este es el mundo de aquellos que sean fuertes.

No conocemos la luz, el brillo nos es desconocido.
La luz nos ha de temer, ¿no lo crees?
¿La helada corriente, toma el calor de tu vida?

Un barco se ha hundido en la profundidades,
los gritos y lamentos de suplicas a un cielo invisible.
Es una alegría la muerte, hoy se comerá bien.


Las olas apuñalan los cielos, y sentimos energía de este,
no hay piedad, ni en el mundo de la brillante luz.
Al parecer no somos tan diferentes.

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