Todo el mundo ve a los científicos como gente seria, vestidos con una bata blanca y viendo pasar sus días y noches en un laboratorio trabajando en algún noble descubrimiento que revolucionará la historia de la humanidad. Visto de esa forma, es prácticamente imposible pensar que estos profesionales tienen tiempo para una u otratrollada.
Pero, como cualquier área del conocimiento, la ciencia está llena de buenas historias que esperan a ser contadas. Entre ellas se destacan las bromas que ni los más grandes trolls de Internet sería capaces de lograr. ¡Échale un vistazo!
1. La broma de los fósiles.
Diseños realizados por Beringer de los los fósiles falsos que encontró.
Dormas y tamaños se estaban encontrando por todo el mundo. Como era un descubrimiento reciente, los científicos aún no sabían, a ciencia cierta, las condiciones que llevaban a que los fósiles se formaran en la naturaleza. Muchos tenían explicaciones muy poco científicas para abordar la cuestión, llegando a sugerir, por ejemplo, que los fósiles habían sido plantados por Dios para probar la fe de los seres humanos.
Uno de los ‘científicos’ que daba crédito a este origen divino de los fósiles fue el ProfesorJohann Bartholomeus Adam Beringer, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Würzburg. Con esto en mente, los colegas de Beringer, J. Ignatz Roderick y Johann Georg von Eckhart, aprovecharos esta creencia para llevar a cabo una de las trolladas científicas más grandes de todos los tiempos: crear fósiles falsos con el nombre de Dios en hebreo, y luego enterrarlos para que Beringer los encontrara.
El problema es que, en lugar de darse cuenta de la “broma”, Beringer creyó que había hecho un descubrimiento sorprendente y se llevó los fósiles para analizarlos mejor. El investigador estaba tan contento con los fósiles, que incluso publicó un libro (Lithographiae Wirceburgensis) haciendo alarde de su obra, en la que llegó a escribir que los fósiles “encajaban tan perfectamente en las piedras que cualquiera podría jurar que se trataba del trabajo de un escultor muy meticuloso“.
Cuando Roderick y Eckhart intentaron advertir a Beringer que habían plantado los fósiles, el científico se negaba a creer y afirmó que el dúo estaba tratando de socavar la fe y evitar la publicación de la obra. Después de publicado el libro, Beringer encontró otra pieza con el nombre de Dios, y hasta entonces empezó a creer que había sido engañado.
Obviamente, la historia no acabó bien. Beringer llevó a los dos trolls a los tribunales, mientras trataba desesperadamente de volver a comprar todas las copias del libro que acababa de publicar sobre el “descubrimiento”. Irónicamente, Roderick y Eckhart fueron los más afectados con el proceso y perdieron su reputación en la comunidad científica. Por el contrario, Beringer, que nunca fue un buen científico, continuó su carrera y escribió muchos otros libros posteriores.
2. Un artículo falso, para romper la rutina.
Durante los años 90, se inició un concurso denominado “Science Wars”, en el que, por un lado, estaba la corriente posmodernista, que cuestionaba la objetividad científica y criticaba tanto el método como el conocimiento científico aplicado en los estudios culturales, la antropología, la literatura comparada, medios de comunicación e incluso en la tecnología. Por otro lado, estaban los científicos más realistas, contra-argumentando en defensa de sus métodos y afirmando que los críticos pos modernistas no entendía casi nada de lo que tanto criticaban.
Con este escenario en curso, surge el profesor de matemáticas de la University College de Londres, David Alan Sokal, que decidió agitar un poco más esta discusión con un trollada épica. Incómodo con la línea de pensamiento posmoderno, Sokal decidió probar, en la práctica, la idea de que la revista Social Text, publicada por Duke Univesity, publicar cualquier artículo sin revisión, siempre que encajara en la visión ideológica de sus editores.
Para ello, Sokal escribió y envió un artículo falso, lleno de citas absurdas y engañosas de los posmodernos, que llevaban a creer que el concepto de la gravedad cuántica es una construcción social y lingüística y que, como tal, es compatible la ideología crítica pos-modernista de objetividad científica. Incluso algunas bromas fueron hechas en las notas al pie, comparando los axiomas matemáticos con teorías feministas y diciendo que uno reforzaba al otro.
Para sorpresa de todos, el artículo fue publicado. Y llenó las páginas de Social Text, sin ninguna revisión de los conceptos físicos y matemáticos, algo que, según el autor, puede ser fácilmente identificable por cualquier estudiante como falsos y sin sentido. Poco después de la publicación, Sokal concedió una entrevista a otra revista, revelando que todo el artículo no era más que un engaño y, por lo tanto, exaltó los ánimos de los partidarios de ambos lados.
3. Tirar la columna del enemigo a la basura.
El biólogo y paleontólogo Richard Owen es famoso por haber disputado la paternidad de la teoría de la evolución con Charles Darwin, disputa que casi terminó por invalidar este trabajo científico importante. Pero la razón por la que Owen está incluido en esta lista es tan sórdida que hace que una disputa con Darwin parezca un pelea de niños.
En los círculos científicos, Owen fue famoso por ser deshonesto y mal humorado. Uno de las mayores “perversiones” llevadas a cabo por el paleontólogo fue la eliminación del nombre de Gideon Mantell como el descubridor original del iguanodonte, una de las primeras especies de dinosaurios que se describieron científicamente. Más que eso, Owen llegó a utilizar su prestigio en la Royal Society para evitar que los artículos de Mantell fueran publicado. Los dos diferían, principalmente en la reconstrucción de imagen del iguanodonte a partir de su esqueleto.
Cuando Mantell sufrió un accidente al caer de un carruaje y terminó con una fractura vertebral que lo dejó jorobado, con una movilidad limitada y dolor constante, Owen aprovechó esta situación para cambiar el nombre de las especies descubiertas anteriormente por Mantell e incluso eliminar los créditos del colega profesional. Todas estas intrigas hicieron que Owen fuera desligado de la Royal Society.
Sin embargo, Owen no se detuvo allí. El archienemigo de Mantell logró, de alguna manera, escribir el obituario del científico, así que cuando murió, resultó un texto extremadamente frío en el que se subrayó que Mantell, el “padre” de los dinosaurios, sólo había hecho unas cuantas e insignificantes contribuciones científicas a través de su vida.
Y eso no es todo. La principal trollada de Owen llegó cuando descubrieron que la columna del accidentado Mantell ya tenía una deformación, lo que contribuyó a la complicación de su cuadro de salud con el accidente. Mientras tanto, Owen decidió exponer la deformidad de Mantell junto con otras “aberraciones” en un museo de medicina.
Owen murió en 1892 y, como una especie de venganza más allá de la tumba, la columna de Mantell fue arrojado a la basura, en los años 70, cuando el museo decidió deshacerse de una parte de la colección por falta de espacio. ¿Ven? Es mejor pensar muy bien antes de meterse en la confrontación con algún científico.
4. Tesis por la borda! Tesis por la borda!
La pérdida de archivos en el disco duro es bastante molesta, ¿verdad? Ahora imagina la sensación de perder la única copia impresa de tu tesis matemática, no a causa de algún accidente o descuido, sino porque tu mejor amigo, a quien confiaste las revisiones de los cálculos y todo el trabajo, simplemente decidió tirar tus interminables horas de esfuerzo.
Bueno, eso es lo que pasó con Erich Bessel-Hagen, el matemático alemán que le pidió a su fiel amigo y también matemático, Carl Siegel, que revisara una tesis en la que había pasado mucho tiempo trabajando. Ocupado con su propia investigación y aburrido del trabajo escrito por Bessel-Hagen, Siegel decidió poner fin a sus problemas lanzando, en el fondo del océano, el trabajo con las ideas de Bessel-Hagen, durante un viaje en barco.
Lo que es peor, Siegel dijo haberlo hecho por el bien de su amigo y, como prueba de que incluso se preocupaba por Bessel-Hagen le entregó las coordenadas de donde tiró la obra.
5. Trollando a la humanidad.
Cuando navegamos por Internet y encontramos comentarios de un troll rabioso, sentimos la necesidad de ponerlo en su lugar. Pues bien, según una encuesta publicada en enero de 2013, cuando esto sucede, los comentarios de aquel troll causan la pérdida de una de las características principales del ser humano: pensar racionalmente.
Al parecer, un estudio hecho a 1183 voluntarios sugiere que los comentarios que dejan los trolls de Internet tiene el poder de pasar libremente a través de la región del cerebro humano responsable del pensamiento tranquilo y racional, haciendo que el lector se comporte de manera más emocional.
Según una noticia publicada por el sitio web The Escapist, cuando alguien lee un comentario grosero o despectivo, el lector se vuelve más confiado en sus ideas, ignorando el lado más equilibrado que pueda existir. ¿Y quieres saber más? Los argumentos del troll importan poco, ya que lo que motiva a la irracionalidad es la propia hostilidad.
6. Electricidad.
Imagina lo divertido que fue descubrir la electricidad. Fue un largo camino recorrido, pero una vez que la tecnología fue dominada, el trolling fue uno de los principales usos de la misma. El clérigo y físico francés Jean-Antoine Nollet, por ejemplo, adoraba alinear a la Guardia Real de Luis XV para demostrar cómo la electricidad pasa de un cuerpo a otro si todos estaban en contacto con el cable eléctrico. También repitió este experimento con unos 200 monjes franceses, y en ambos casos, no se molestó en explicar lo que estaba haciendo: sólo pidió la gente a permanecer de pie y tocar el cable.
Ya el físico alemán George Bose tenía una forma más divertida de trollar. En una de las fiestas que organizaba, Bose invitó a una mujer joven y atractiva para cargar su cuerpo de electricidad. Luego invitó a algún caballero distinguido a besarla. El choque fue tan fuerte que casi arrancó los dientes de los participantes.
Benjamin Franklin y Thomas Jefferson no se quedaron atrás. Franklin acostumbraba a electrificar varios objetos y ambientes de su casa, sólo por diversión. La puerta de entrada de su casa, por ejemplo, para asustar a los niños en la región. Mientras tanto, Jefferson llevaba en el bolsillo una pequeña botella de Leyden, una especie primitiva de capacitor que habilitaba al inventor para electrocutar todo lo que tocaba.
7. Galileo trollea al Papa.
Todo el mundo conoce la historia de Galileo, quien libró una gran batalla con la Iglesia Católica debido a sus innovadoras y “heréticas” ideas científicas. Pero siempre hay un detalle que escapa a la atención de la mayoría: un libro escrito por Galileo en el quedescaradamente se burla del clero.
En la ocasión, el modelo heliocéntrico, es decir, la idea de que la Tierra y otros planetas giraban alrededor del Sol, no era bien visto, por lo que Galileo fue obligado a enseñar esta teoría como una de las muchas posibles para explicar el mundo, a pesar de que sabía que las otras eran simplemente una tontería.
Después de hablar con el Papa Urbano VIII, Galileo comunicó a Su Santidad que iba a escribir un libro para presentar las teorías para el público lego. El resultado fue el libro: “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo“, que no tardó en ser prohibido por la Iglesia.
El libro fue escrito en forma de diálogo y Galileo dejó en claro cual personaje del libro estaba en lo correcto y cuales estaban utilizando argumentos no válidos. Uno de los personajes ridiculizado por Galileo es Simplicio, quien, en el libro, llega a utilizar las ideas y las palabras que el propio Papa Urbano VIII defendió personalmente en conversaciones con Galileo.
Por supuesto, desafiar el orden establecido puede ser peligroso, por lo que Galileo fue condenado a arresto domiciliario de por vida. Lo que nos deja en una valiosa lección: antes trollar, tal vez deberías evaluar las consecuencias que el acto pueda traer.
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