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domingo, 12 de abril de 2015

Los Secretos de Caramel - prt28

En la Mira 


Mi mejor amigo Max había dejado a las chicas a un lado para empezar a salir con Ángel, un chico de carácter centrado, tranquilo, y para muchos, algo introvertido, pero muy inteligente. La curiosidad de mi amigo fue matada por aquel chico, quien para mí era otra “chica” más con quien salía y terminaría.
Una noche encontré a Ángel sentado en una de las tantas bancas de un parque cerca de mi casa. Me quedé mirándolo por un largo rato. Él estaba muy bien vestido, e incluso no dudé en pensar que su ropa era nueva. Imaginé que quizá mi amigo había quedado con él para una cita y por eso lo estaba esperando.

—Hola—le dije acercándome un poco inseguro.
—Hola.
—Estas esperando…
—A mi novio, a Max.
—A ya, entonces ya me voy. Nos vemos.
—Espera, mejor quédate hasta que él venga. Es que estoy aquí mucho antes de lo acordado.
— ¿Cuánto tiempo antes?
—Una hora.
— ¿Tanto? —dije sorprendido.
—Sí, es que es nuestra primera cita, por eso estoy nervioso.
—Su primera cita, pero ya deben tener más de dos semanas.

—Sí, pero no es tan fácil, ya sabes, es complicado. Aun así nosotros queremos salir juntos al centro.
Ángel no me agradaba, pero yo estaba allí sentado en la banca esperando a Max para que saliera a su primera cita. Ángel tenía una cara de mosca muerta, tan diferente a la seria que tuvo cuando me dijo que no se lo quitara. Su cara lucía risueña, feliz, y toda esa felicidad me lo quería demostrar para que me diera cuenta lo bien que lo estaban pasando juntos como noviecitos.
Permanecimos en silencio por mucho rato. No debía estar allí, porque no me competía para nada, pero algo me decía que Ángel sí quería que este allí, y yo también, para saber qué clase de relación tenían los dos. Ellos eran enamoraditos, pero eran chicos ¿De verdad se podían besar como lo hacían las parejas normales?
— ¿Te molesta que Max sea gay?—me preguntó repentinamente de golpe, sin titubear, mirándome a los ojos.
—Max no es gay—respondí un poco molesto, lo cual incomodó a Ángel—, quiero decir, él nunca ha salido con chicos. Si está saliendo contigo es porque se lo pediste, solo por eso.
Dentro de mí hervía de cólera. Que Max saliera con chicas era una relación normal, pero verlo con un chico sobrepasaba los límites. Me arrepentí de haberle respondido a Ángel de esa manera, porque no tenía derecho de decirle a Max con quien debía salir, aunque él siempre me decía que se quedaría con alguien que yo eligiera.
—Pero me aceptó. Eso lo hace gay porque sale conmigo, y como puedes ver, yo no soy una mujer—su tono de voz tan serio me molestó mucho, pero esa vez no iba a salirme mis casillas.
—Si no se lo hubieras pedido seguiría siendo un chico normal—respondí lo más tranquilo posible.
—Lástima, porque ahora sale conmigo, y no sabes lo bien que lo pasamos juntos. Max es muy atento y bueno conmigo.  Siempre nos reunimos en mi casa y a veces en la suya a pesar de no haber salido antes al centro. Sabes qué, me gusta ir a su casa porque su madre está en el trabajo, así nadie nos molesta cuando nos besamos y terminamos teniendo relaciones en su cama.
Era muy molesto. Me puse de pie enojado. Ya tenía suficiente con saber que mi amigo Max salía con un chico o que fuera gay, como decía Ángel, aunque para mí no lo era. Ya no me importaban las chicas. Si Max quería salir, enamorarse y casarse con una chica, yo estaba seguro de que con eso yo iba a estar feliz, pero con Ángel nunca. Yo lo odiaba como a nadie. Él disfrutaba mucho la molestia que me estaba provocando, estaba seguro, aunque su cara mostraba su típica mirada de niño bueno.
—Ángel —contuve mi molestia para que no se notara en mi voz—deberías tener más cuidado con lo que dices. No todos aprueban que sus amigos salgan con otros chicos del mismo género.
—Si no te gusta que Max sea gay, entonces desaparece. No tienes que estar pegado a él como si fueras su sombra, porque no lo eres. Déjalo tranquilo y no estorbes.
—Eres un idiota— yo moría por ver su rostro fuera de sí, pero mis palabras no lo molestaron.  
Ángel me trataba mal porque tenía miedo que yo le quitase a Max tan solo porque era su mejor amigo y paraba de arriba a abajo con él. Igual que yo, Ángel también me odiaba, pero su rostro lo ocultaba. Solo sus palabras me demostraban lo mucho que le desagradaba.
—Te lo voy a quitar —le dije sin pensar e incluso yo mismo me sorprendí, pero continúe—te lo voy a quitar porque no me agradas ni un poco.
Ángel enmudeció. Mis palabras fueron cuchillos provocados por su torpe actitud celosa. Dejarlo con el rostro temeroso en el parque fue tan satisfactorio para mí. Yo no quería tener problemas con nadie, pero el vino a mí con sus celitos de niño tonto como nadie lo había hecho, y era lógico, porque Max solo había salido con chicas hasta entonces y ellas no tenían celos de otros chicos. 

Yo conocía mucho a mi amigo, por eso esperaba el momento que se aburriera y lo dejara, quizá no por mí, pero si por una chica. 

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