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lunes, 10 de noviembre de 2014

La Pintura de la Casa

No los culpo si no me creen, yo tampoco lo creería si me lo cuenta una persona cualquiera con un blog en internet, pero quiero que sepan que estos hechos son totalmente auténticos; bueno, aquí va la historia:

Me llamo Joseph. Mi madre murió hace ya 5 meses, y como su único hijo heredé su casa. Poco después de su funeral me decidí a ir a vaciar la casa para subastar algunas cosas y poder instalarme tranquilamente.

Mientras estaba limpiando el closet de la habitación encontré un cuadro con una casa pintada en él. Era una casa grande y amarilla, con unos 2 pisos de alto. Se podían ver 3 de las 4 ventanas que éste poseía abiertas mostrando a 3 de los integrantes de la familia: una niña pequeña, un hombre robusto y una mujer. Tenía un amplio patio donde un hombre, que supuse era el jardinero, podaba la ligustrina con una cierra eléctrica. Éste detalle me pareció de más, un poco siniestro para un cuadro infantil pero no le di importancia.

Recordé que mi madre me había contado que cuando era pequeña le gustaba pintar y dibujar, y como ella había vivido allí toda su vida, supuse que ella lo había hecho.
No sé si fue un acto de estupidez, o me sentía sensible por todos los recientes sucesos, pero decidí quedarme con el cuadro, acto seguido lo colgué por encima de mi cama.
Esa misma noche salí a tomar algo con mis amigos para despejar un poco la mente, era joven, recién tenía unos 22 años y era fin de semana, por lo que no tenía que preocuparme por faltar a mis estudios universitarios.
Cuando volví estaba un poco tomado, apenas llegué tiré mi celular en el sofá de el living y me metí en la cama sin sacarme la ropa. Sin embargo, cuando entre me pareció ver en el cuadro que el jardinero no estaba, y la ventana que daba a la habitación de la niña estaba cerrada, pensé que probablemente era por los efectos del alcohol, así que me dormí.
Al otro día comprobé que lo que había viso era cierto, comencé a alterarme bastante, y la fuerte jaqueca que me quedó de la noche anterior no ayudaba.
Me levanté de la cama, me lavé la cara, desayuné y me tomé una pastilla para calmar el dolor de cabeza.

Cuando volví a mi cuarto, todo empeoró. La mujer estaba donde antes habitaba la niña, llorando, y en la ventana que mostraba al hombre se veía al jardinero cortando la cabeza a éste. Lo más curioso es que del marco chorreaban gotas de sangre.
Aterrado, busqué un hacha en el garaje y partí el cuadro a la mitad y de este salió una nota, escrita con letra de infante, esta decía lo siguiente:
No resisto más la presión, debo decírselo a alguien, lo que vi en esa tarde. Esa casa siempre me llamó la atención, tan grande, un día no resistí más y decidí pintarla, aunque creo que no lo hice en un buen día. Presencie el asesinato de 3 personas…
Me detuve ahí ¿Tres personas? Me volví  a fijar en el cuadro, y en efecto, la madre desapareció de la imagen. Seguí leyendo:

A quien sea que lea esto, por favor, contacte a la policía. Es un crimen sin resolver y él me está vigilando, cuando haga algo, va a atacarme, sigue todos mis pasos, y ya no sé qué hacer.
_No puede ser –Dije, pues sabía que mi madre había muerto en una cabina telefónica, ese bastardo la había matado. Con un nudo en la garganta investigué en internet y en la fecha que estaba escrita en el cuadro había ocurrido un triple asesinato sin resolver. Desesperado, traté de contactar a la policía, pero sentí algo, algo que me causó un terror absoluto.
Sentí como si alguien… me estuviera mirando.

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