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domingo, 24 de mayo de 2015

Los Secretos de Caramel - prt36

Sal Conmigo 


Quizá para algunos de mis compañeros les era fácil decir “NO” cuando alguna chica que no les gustaba se les declaraba, pero la verdad para mí era súper complicado. Eran los sentimientos de otras personas las que estaban en juego y fácilmente esa negación podía quebrar sentimientos dolorosamente.
Mi mejor amigo Max había pasado muchas veces por declaraciones y decir “no” para él era fácil de pronunciar, pero entre decir no o sí, él mayormente respondía sí porque la mayoría que se atrevía era una muy guapa y con mucha confianza en su belleza. Pocas chicas, “No a su medida”, como decía Max, se le declaraban.

Para mí era muy complicado decir: “No”, pero tenía que hacerlo porque desde siempre pensé salir con alguien importante, alguna chica que me hiciera pensar en ella todo el día. Esa idea siempre estuvo presente en mí desde mucho antes que mis compañeritos empezaran a salir con chicas . El “No” siempre había estado en mi primera opción después de una declaración.
Un día fui a la casa de mi amigo Max para hacer la tarea juntos, pero había salido a una reunión de grupo. A pesar de eso me dio pereza regresar a  mi casa, por eso me quedé en su sala para hacer la tarea. Yo no estuve solo ya que en ese instante se encontraba Luna,  la hermana de Max, haciendo sus deberes junto a su mejor amiga.
— ¿Se va a demorar? —Le pregunté a Luna después de esperar por media hora.
Luna  y su amiga se habían estado susurrando entre risitas mientras me miraban. Max era mi mejor amigo, pero yo casi nunca hablaba con su hermana. Luna solo era la hermana mayor de mi mejor amigo a quien ocasionalmente veía sentada en el mueble mirando la tele, cruzando el pasadizo de la casa , molestando a Max de vez en cuando, pero nada más. Ella vivía con su padre, por eso casi no frecuentaba el barrio y eran pocas las veces que la veía  reunida con la familia de Max, pero a pesar de eso yo la respetaba como a la hermana mayor que era de mi amigo.
—Ya va a volver, no demora—me respondió muy segura.
—Cuando regrese dile que vine, por favor—dije poniéndome de pie para irme a mi casa.
En ese instante, más rápido que yo y estrepitosamente, la amiga de luna se puso de pie.
—No te puedes ir aún, Caramel, Luna tiene que decirte algo—Ella agarró su bolso y salió de la sala sin antes despedirse de luna con un beso en la mejilla. Durante ese saludo de despedida noté que le susurro algo a Luna, como dándole ánimos.
Los dos la vimos irse  y en cuanto la puerta se cerró  no tuve otra opción que atender a lo que Luna me iba a decir. Me quedé quieto esperando sus palabras.
—Caramel, quiero decirte algo—dijo de improviso al momento de intentar irme otra vuelta, porque ella no decía nada.
—Qué cosa—pregunté deteniéndome.
Luna miró al suelo un poco apenada. No quería creerlo pero esa expresión lo había visto antes en otras chicas cuando querían decir que yo les gustaba, por eso la hermana de mi amigo me empezó a poner nervioso.
—Me tengo que ir—dije cuando sentí nuevamente ese silencio prolongado—tengo que regresar a casa.
—Me gustas—dijo rapidamente.
Luna era la hermana mayor de mi mejor amigo Max. De entre todas las chicas no me gustó pensar en tener que decir algo que la lastimaría. Verla ahí parada frente a mi sin mover ni un solo musculo, muy quieta, duplicó mi nerviosismo mucho más.
—Salgamos, Caramel.
—Pero tú…—dije sin darme cuenta, tratando de buscar una excusa.
—Lo sé, algo me dice que tiene que ver con mi hermano. No tienes por qué preocuparte, él no se va a molestar si se entera. Max me quiere mucho, pero no me cela para nada, lo juro.
—No es eso, es solo que…
Me sentí en aprietos. Ella lucia más preocupada por lo que pensaría Max y en tratar de convencerme de que no tendría ningún problema con él. Ella temía ser rechazada por ser la hermana de Max, mi mejor amigo.
—Además creo que él estará bien con saber que salimos juntos porque Max te quiere mucho y qué mejor que tener a su mejor amigo como novio de su hermana.
Toda esa timidez que me había mostrado se había esfumado. Al principio me había parecido que iba a llorar, pero en ese instante hablaba como si nada, como si la hubiera aceptado y que teníamos que buscar una manera de sacar adelante la relación que aún yo no había aprobado.
—Y sabes, a mi mejor amiga le gusta Max y considero que harían una muy bonita pareja. Sería muy divertido, tendríamos citas en pareja.
—Luna, no pienso que Max sea un problema, solo es que…
Ella me miró interrumpiendo sus palabras tan felices, me miró comprendiendo al fin que mi silencio no le daría una respuesta complaciente. Con mucho pesar regresó al semblante que me había mostrado en un inicio: preocupada, muy tímida y nerviosa.
—No te gusto, ¿verdad?—dijo entrecortadamente, mirándome  a los ojos,  tratando de buscar una respuesta.
—Eres muy linda, pero   ahora estoy saliendo con alguien.
—No puede ser, ¿en serio?, ¿no me estas mintiendo?
—Es verdad, no miento.
—Pero, entonces, desde cuándo, quién es, ¿puedo saber?
—Es reciente, desde ayer.
—Desde ayer, eso no es mucho—Ella tenía un aire ensombrecido—. Caramel, por qué, no es justo. Si te hubiera pedido salir antes, ¿me hubieras aceptado? , me gustaría saber.
—No lo sé, ahora no puedo responder eso.
—pero quién es, quiero saberlo, ¿la conozco?
—No creo.
— ¿Estas saliendo con Cristal, verdad? —escuchamos decir a Max.
Ambos, Luna y yo, no nos habíamos dado cuenta de la llegada de Max cuando  entró en la sala de la casa. El lugar se sintió muy tenso, quizá porque luna no conocía a Cristal  y se sentía frustrada o quizá porqué Max me miraba con sus acusadores ojos azules.

El amor que había esperado por mucho  lo dejé en manos de mi amiga del colegio. Yo la quería mucho, pero Max consideró que ese “Sí” no debió ser pronunciado por mí en una respuesta de amor, porque   según  él yo no amaba a nadie. 

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