A
José Antonio le ocurría algo bastante peculiar todas las noches, lo
cual hacía que él se despertara con un susto bastante brusco.
El caso es que siempre solía irse a dormir después de las 11 de la noche, luego de leer algunos cuentos de terror cortos (ya era un hábito para él), pero aproximadamente a las tres de la mañana, José comenzaba a notar que su cama se mecía. En algunas ocasiones fue a visitar a un médico para que éste le diese una razón real de la situación (no, no era por leer cuentos cortos de terror), pero por muchas pruebas que le eran realizadas a José, jamás encontraron algo.
Finalmente decidieron llevar a José con un psicólogo, ya que empezaron a pensar que quiezá hubiese algo mal en su cabeza, y querían ver si estaban en lo correcto o no. Él seguía yendo a todas las citas, pero no había alguna mejoría clara, ya que él se seguía despertando todas las noches a la misma hora y con la misma sensación. Al final, los médicos desistieron porque no consideraban el problema de José uno importante, pero para él era una experiencia traumática y aterradora y no encontraba la forma de poder terminar con ella.
Como José ya estaba harto de la sensación, un día decidió poner una grabadora para que estuviese encendida durante toda la noche y grabar los sucesos ocurridos durante ese tiempo. Su sorpresa fue inmensa cuando al día siguiente, al ver la grabación, pudo observar una mano que salía de la nada y que agarraba el cabecero de su cama y la mecía.
El caso es que siempre solía irse a dormir después de las 11 de la noche, luego de leer algunos cuentos de terror cortos (ya era un hábito para él), pero aproximadamente a las tres de la mañana, José comenzaba a notar que su cama se mecía. En algunas ocasiones fue a visitar a un médico para que éste le diese una razón real de la situación (no, no era por leer cuentos cortos de terror), pero por muchas pruebas que le eran realizadas a José, jamás encontraron algo.
Finalmente decidieron llevar a José con un psicólogo, ya que empezaron a pensar que quiezá hubiese algo mal en su cabeza, y querían ver si estaban en lo correcto o no. Él seguía yendo a todas las citas, pero no había alguna mejoría clara, ya que él se seguía despertando todas las noches a la misma hora y con la misma sensación. Al final, los médicos desistieron porque no consideraban el problema de José uno importante, pero para él era una experiencia traumática y aterradora y no encontraba la forma de poder terminar con ella.
Como José ya estaba harto de la sensación, un día decidió poner una grabadora para que estuviese encendida durante toda la noche y grabar los sucesos ocurridos durante ese tiempo. Su sorpresa fue inmensa cuando al día siguiente, al ver la grabación, pudo observar una mano que salía de la nada y que agarraba el cabecero de su cama y la mecía.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario