Desde siempre la taxidermia, fuera de su uso científico o divulgativo, me ha parecido una práctica bastante tétrica y horrorosa. Lo de tener animales muertos colgados en las paredes del salón para lucirlos como si de obras de arte se tratara, me parece una práctica más propia de los antepasados que vivían en las cavernas que de una sociedad moderna, civilizada y respetuosa con el resto de especies con las que compartimos nuestro planeta.
Parece ser que las ricachonas de turno ya no se conforman con su bufanda de piel de zorro, viendo las últimas tendencias, no me gustaría ser el chihuahua de alguno de estos tarados que crean o usan estos complementos de moda.
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