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viernes, 22 de noviembre de 2013

frases


Nunca me atreví a decir quién soy.
Pues me había vuelto una desconfiada.

Nunca me atrevía a decir que pensaba.
Pues me daba miedo que alguien me humillara.

Nunca grité para decir nada.
Pues creí que nunca sería escuchada.

Nunca había hecho nada bueno en mi vida.
Pues nunca me dieron motivos.

Y luego te conocí, un mundo tan distante al mío. Para confiar, para pensar, para gritar, escuchar, hacer algo bueno al fin.

Maravilloso ¿no?

Pero luego te perdí. O fue una simple ilusión como esas que vez en el desierto y te golpean sólo para volver a ese afán real y triste.

Te perdí.
Me perdí.
Y mi mente se encerró de nuevo en ese laberinto tan sublime que hacía no más que torturar mi paz.

Me duele todo...

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