Descansa la belleza,
ajena del mundo que la rodea,
un tubo es su vínculo con la vida y la muerte.
Su amor se marchita a su lado,
siempre esperando signos de vida,
él siempre la espera impacientemente.
La doncella vive en un trance eterno,
un vaivén de sueños y pesadillas.
Sin saber si son la realidad.
Su amor, en sueños aparecía.
Tieso y frio como la roca, ahí estaba.
Con la duda impresa en su rostro.
Su amante intranquilo en la realidad,
sus pasos son acechados, por las sombras.
Y el miedo es imposible de ocultar desde hace años.
En el filo de la oscuridad,
su asechador se dejó mirar.
Era su amor, lo admitió con lágrimas.
En sus noches de delirio, miedo y locura.
Lo decidió, lo acepto, en lágrimas negras,
la doncella debe dormir en la eternidad.
Paso el tiempo, en juntar el valor para su misión.
Las flores se fueron marchitando,
y en secreto, el tubo se secó.
¿Seguía hermosa, pero sufría
era un cadáver ahora, y la tristeza detrás;
Y su alma en un cielo naranja?
Y llorar y llorar, bajo una corona de rosas,
velar un hermoso cadáver exquisito,
y soportar la cortante lluvia de otoño.
Tras los llantos satisfacción y una falsa seguridad,
creyó acabar con sus miedos, de una vez.
su mente era ya una casa de naipes.
La veía pasar en las noches,
era aún más hermosa y exquisita.
Era una datura blanca.
Con cuchillo en mano la busco,
quería terminar con todo, buscar un fin.
La arena sigue corriendo.
Al verla frente a frente, lloro amargamente.
se acercó suplicantemente, apenado;
retiro el cabello de la cara de su amor.
Al hacerlo, se terminó todo.
Las rosas y las daturas, se tiñeron de rojo,
y un crujir iracundo, se escuchó por el bosque.
El recuerdo del sufrimiento y el miedo,
en ese tiempo, buscaba ella la paz.
y el egoístamente, la mantenía atada.
Oh Slenderwoman, que penas has sufrido;
El bosque, es ahora tu reino ahora,
y la sangre fresca, nuestro regalo.
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