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lunes, 8 de diciembre de 2014

Reloj.


El sonido de las manijas del reloj cada vez más fuerte y lenta resuena en la casa, pronto no habrá nada de que quejarme, todos mis problemas desaparecerán al igual que yo, desasiéndose y pudriéndose en una fría tumba junto conmigo. Pronto la muerte me bendecirá con su beso y el reloj callara al fin.
Cientos de relojes rotos en mi sótano, los odio, odio su desesperante sonido. 
¿Para que sirve un reloj? Para ver la hora, para organizarte, para programar algo, verdad.
El reloj que resuena en las paredes marca la hora de mi muerte. 

Mi familia siempre ha tenido que vivir con el, largos periodos de felicidad sin que el toque, pero llega el momento en el que vuelve y la paz se destruye.
Maldito reloj arruinaste mis mejores años con preocupaciones por tu sonido, ahora que nadie me queda solo esta podrida casa, resuenas marcando mi pronta hora.
Muchos pensaran que es bueno saber cuando morirás, pues no lo es. Cuando lo sabes intentas salvarte, pero no lo lograras. 

La muerte es precisa aun si lo intentas, no te recomiendo salvarte, es mejor morir de un infarto, atropellado, cualquier muerte a que te consumas en el limbo. 
La muerte cuando falla, cuando la evades, no vuelve, pero ella es una bendición, mi abuelo lo intento, lo logro, se comenzó a consumir, pudriéndose en vida, muerto en vida, postrado con todo el cuerpo podrido, pero vivo, así se mantuvo hasta que un día, se quemo en un incendio provocado por el mismo. Lo peor de todo es que después del incendio lo que quedo de el aun seguía vivo, por compasión fue incinerado.

No puedo escapar de mi destino sino quiero terminar como él. 
Me siento mareado por cada segundo que pasa, siento que me hundo, estoy divagando. 
Me estoy muriendo.

El sonido es mas fuerte proviene de la pared, si de ahí viene lo escucho claramente.
De entre la rota pared se asoma un pequeño mueble, un reloj de madera, sonando al ritmo de mi muerte.

De entre las manijas sale un pequeño animal, se me acerca, el sonido es más fuerte.
Es el, que hace el sonido, se posa al lado de mi cuello y me pica. Sigue haciendo su sonido mientras mi vida se me va mas rápido que los segundo que el marca.
Ahora lo entiendo, es su veneno…
El pequeño bichito cae muerto y de entre la rota pared sale una mano lo toma y lo devora, entre mordiscos dice: “Tu hora ha llegado”
El sale del pequeño orificio seguido por esos bichitos, mi muerte ha llegado. El reloj es más rápido que nosotros.

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