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domingo, 23 de junio de 2013

Espérame


Recuerdo tu sonrisa, recuerdo tu inocencia, recuerdo tu amor, así es… los que son como nosotros estamos llenos de recuerdos, desde la primer vez que te vi, hasta… bueno esa parte, tan solo esas paginas de nuestras historia que hicieron algo mas que estragos en mi vida.
Esa noche que pensé seria la mas feliz de mi vida, no fue mas que la noche culpable de mi decisión, cumplíamos exactamente 2 años de estar juntos, yo no podía estar más feliz, no imaginaba estar en ningún otro lugar, iba por la casa de un lado a otro arreglando hasta el mas mínimo detalle, quería demostrarte que a pesar del tiempo aun tenia sorpresas para ti, estaba ansioso porque cruzaras esa puerta, correr hacia ti y besarte como la primera vez, como esa vez que me dijiste que me amabas, como esa vez que salías de viaje durante un par de meses, incluso como cuando volviste de aquel viaje, yo solo quería besarte…
Fui a la cocina a ver como estaba la cena… todo lucia bien, definitivamente me había lucido esa noche, cuando volví para revisar una vez mas el reloj de la sala, ese que indicaba las 8:15 pm, y me sacaba a relucir los 15 minutos de retraso que tenias, pude verte, estabas a la mitad del lugar, solo mirándome como si quisieras decirme algo, me asusté por no haberte escuchado entrar, pero la alegría de verte no se hizo esperar, así que inmediatamente me acerque a ti y te besé, estabas fría, dispersa, estabas allí pero ausente, todo indicaba que había ocurrido algo mas importante que lo que yo tenia planeado, pero no me hablabas, te pregunté una y otra vez ¿Te sientes bien?
Tu solo seguías viéndome… supuse que estabas enojada por algo, así que me dirigí al comedor para enseñarte las velas, las rosas, la champaña que había comprado… desviaste la mirada por un segundo a lo que te señalaba y la devolviste hacia mi, jamás había visto tus ojos con tal sombrío, algo no estaba bien en ti, me da escalofríos solo de recordar tu mirada, por lo pronto el horno me avisó que la cena estaba lista, así que te pedí que me esperaras unos minutos; de camino a la cocina solo pensaba por que motivo estarías enojada a tal punto de no pronunciar palabra, no recordaba ninguna razón suficiente para tal comportamiento.
Cuando volví con la cena, te vi allí en tu lugar favorito, por el pasillo donde habías tallado en la pared nuestros nombres en un corazón, tocabas con delicadeza el lugar, terminé de colocar los platos, y me dirigí hacia ti, te abrace por la espalda y te di un beso en el cuello pronunciando:
“Te Amo, lo sabes ¿verdad?”
No respondiste mas que con una lagrima que rodó por tu mejilla, eso fue lo que me hizo entrar en preocupación, sabia que algo malo había ocurrido pero tu no me decías nada, así que solo pude enojarme, me dirigí al comedor exigiendo una respuesta a tu comportamiento, respuesta que me quedé esperando, apagué las velas y tiré unas copas apropósito, quería llamar tu atención, no recibí mas que el estruendo del cristal rompiéndose, unas lagrimas de desespero se hicieron notar en mi rostro, quería gritarte, pero mi amor por ti no me dejaba hacerlo, solo terminé diciendo…
“Gracias, tu comportamiento hizo de esta noche la mas especial que pudiste darme”
Sin pensarlo más prendí la televisión, necesitaba algo que me hablara, así no fueras tú, necesitaba algo de ruido que quitara el maldito eco de tu mirada en mi mente, tu quedaste en el pasillo… yo solo cambiaba una y otra vez canales, enojado hasta conmigo mismo por lo mal que estaba saliendo todo.
Ahí te acercaste, te sentaste al lado mío, y me miraste fijamente, yo no quería voltear y encontrarme de nuevo con tu mirada terrorífica, mi orgullo no me dejaría pasar por alto tu comportamiento, habría pasado unos 15 minutos desde que llegaste y yo estaba realmente enfurecido, mi mano se cansaba de cambiar canales y deje uno de noticias simplemente, de pronto tu mano acaricio mi cara, y dijiste la frase que había esperado toda la noche, solo que esta vez, no se porqué pero era como una despedida:
“Yo también te amo”
Te abracé y con el mas grande temor de mi alma, pregunté ¿me dejarás?... y tu solo soltaste mi rostro y me mostraste la televisión; allí estabas tu, o mas bien tu cuerpo, informaban de un accidente automovilístico cerca a tu casa, y tu estabas allí en el suelo, solo pude reconocer tu rostro, tu cuerpo había quedado confundido con los demás carros, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, inmediatamente te busque a mi lado y tu… ya no estabas, solo estaba yo con una cena fría en la casa, cristales rotos en el comedor, y una vida destrozada frente al televisor.
Así que aquí estoy, a punto de enloquecerme pero firme en mi decisión, escribiendo el porque de esta, ingerí algo de veneno para ponerle fin a esto, no un veneno fuerte, uno que me permitiera escribir estas palabras, pero que no me dejara arrepentirme, solo me queda por decir:
Espérame…

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