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sábado, 26 de octubre de 2013

Circo infernal -prt 2


En ese instante salió un payaso un poco delgado de cara aterradora y junto a él una niña de apariencia macabra que traía cadenas en el cuello, seguido a ellos entraron unos leones deformes de gran tamaño. 

Se presentaron como “Los Alimentadores” que creí un nombre inusual, pero que al parecer más adelante en tendería el escalofriante concepto.



Los niños no paraban de llorar y gritar por sus padres, algunos de los que se encontraban de frente en la pista, se acurrucaban en modo de feto y decían como locos, esto no está pasando, esto no está pasando, pero la maldita realidad era que todo era verdad.

Fue muy traumático cuando de repente sacaron unos garfios y los clavaron en los pies de los niños, volteándolos de cabeza y colgándolos arriba de los leones.

De repente el payaso le dijo a su asistente que escogiera a una persona del público y esta dio un salto cayendo encima de la cabeza de uno que se encontraba desmayado destrozándosela completamente y provocándole la muerte instantánea, después de eso le arranco el corazón y lo devoro frente a los aterrados niños que se encontraban cerca.

El payaso grito niña mala y jalo la cadena con fuerza, al mismo tiempo que la esperaba con la mano levantada para darle una cachetada, seguido del golpe le dijo fuertemente; que pensaran nuestros invitados así que ten la gentileza de mostrar modales. De nuevo la envió a buscar a una persona para poder seguir con su macabro acto, esta vez escogió a una niña a la cual agarro del cabello arrastrándola al centro de la pista.



No tengas miedo que no te pasara nada le dijo el payaso, tú fuiste elegida para decidir cómo se alimentaran mis animalitos, así que habla preciosa y dime una parte del cuerpo de la cual mis leones se tendrán que alimentar. La niña no decía nada pues por el miedo lo único que asía era llorar, el payaso cambio su cara y amenazando a la niña le dijo; tienes un minuto para decir algo y si no hablas serás tu la que se convertirá en alimento de león.

Pasaron dos minutos y la pobre niña seguía sin hablar, cuando de repente el payaso le atravesó el vientre con una guadaña subiéndola sobre un palo con punta de metal, este la dejo caer incrustándole el palo que entro por sus partes intimas y salió por la boca de la menor. Todos gritaron pues el muy ruin tuvo el descaro de dársela a sus leones para que la devoraran, mientras que decía coman mis amores que su papa hoy les preparo una rica brocheta.

El payaso miro a todos y dijo ¡Cooperen o hago que mis leones decidan por si mismos a quien de ustedes se comerán! Y seguido a eso comenzó otra vez el llanto y el grito comunitario de algunos, pero eso no hizo que se calmaran las cosas sino que las empeoraran pues el payaso se enojo a tal modo que agarro a dos niños de la cabeza y se las hizo estallar con la pura fuerza de sus manos.

Estábamos en pánico pues sentíamos que nadie saldría vivos, pero a la vez teníamos que hacer lo que ellos nos decían si no queríamos morir de forma horrible.

La asistente nueva mente volvió a elegir y esta vez agarro a un joven del brazo, que no mostro resistencia alguna pues al contrario de los demás bajo como si nada hubiera pasado. El payaso le dijo, eres muy valiente y a mí me gustan los valientes, dime una parte del cuerpo humano y el joven respondió ¡Manos! entonces al instante los garfios que tenían a los jóvenes de cabeza descendieron a tal grado, que los leones arrancaron a mordiscos las manos de los niños, que en ese momento gritaban aterradoramente de dolor.

Siguieron con el escalofriante acto y cada vez que el joven decía una parte del cuerpo, los leones devoraban a los pobres niños poco a poco y así hasta que no quedo absolutamente nada de ellos.

Cuando todo termino y no quedaba nada de los niños, el payaso grito ¡Felicidades pues aquí tenemos un ganador¡ y mirando fijamente al joven le dijo, tienes dos opciones la primera es irte con vida o la segunda unirte a nuestro circo y ser parte de nosotros; el joven no dudo en decir que deseaba salir de ese tétrico lugar y el payaso en ese instante ordeno que lo dejaran irse.

No podíamos creer por fin veíamos que no todo estaba perdido y que había oportunidad de salir con vida de ese lugar, el único problema era que no sabíamos que tan sádico seria cada acto y si había la posibilidad de salir con vida de alguno...

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