Somos los Caídos; los olvidados, los muertos y el pasado. Nosotros, como tú, Buscador, hemos tomado decisiones que han impactado a otros, elecciones que cambiaron vidas, y tomado oportunidades que nos han dejado sin nada. No somos tan diferentes, dirigidos por la misma avaricia, guiados por el mismo deseo. Ahora no tenemos edad, amor, ni la más pequeña pizca de esperanza.
Es decir, hasta que llegaste tú, querido Buscador.
Nosotros una vez viajamos por instituciones mentales y otros lugares como lo has hecho tú, preguntado las cosas que tú has preguntado, y obtenido lo Objetos que tú llevas ahora. Ahora residimos en un lugar indefinido. Un vacío, cuya ubicación nunca permanece constante.
Cuando llegues a la institución mental que escojas, susurra al recepcionista que quieres ver a The Holder of the Found. Él o ella se moverá hacia atrás, como si estuviera gravemente herido, derribando colecciones de bolígrafos y lápices, bandejas de papeles, el pequeño reloj y su marco de fotos, los cuales chocarán en el suelo, rompiéndose en mil pequeños fragmentos repartidos. A medida que su cuerpo ahora ennegrecido poco a poco comienza a deslizarse por la pared detrás, mira a sus ojos vacíos. La oscuridad – el vacío – de sus ojos lentamente te consumirá, dejándote ausente de pensamientos o acciones. Ahora estás Perdido en la Oscuridad.
Cuando tu cuerpo se rematerialice, te encontrarás en un lugar muy inquietante. El Vacío dominante en el que estás es un corte profundo en la existencia, la vacuidad de la realidad. La fuerza vital que sustenta tu alma se habrá comenzado a escapar de ti, disminuyendo lentamente la longitud de tu vida, mientras comienzas a envejecer rápidamente. No te quedes demasiado tiempo. Cerca de ti verás un mar de esqueletos, desesperados por alcanzar cualquier atisbo de vida con la cual mezclarse. Si una de tus piernas es alcanzada, tu cuerpo la seguirá, hundiéndote entre el mar de huesos, y tu transformación se completará, uniéndote a nuestras filas, junto a los Caídos.
Si puedes evitar esta muerte extemporánea, el Sol Oscuro sobre ti iluminará con un tono sombrío de rojo una sección del mar de esqueletos. Un ruido sordo empieza a vibrar el Vacío aparentemente inamovible, y un gran esqueleto se levantará. Lentamente aproximándose a tu ubicación, notarás que no se trata de un esqueleto ordinario. Sus colosales huesos se han tornado negros como el polvo, una maldición de épocas antiguas. Sus ojos parecerán lagos de nada, atacando con desesperación mientras llama por tu alma. Permanece atento, pues estarás ante la misma Muerte. Antes de perderte a ti mismo en el trance malvado del coloso, pregúntale: ¿Cómo pueden ser encontrados?
La muerte entonces comenzará su terrible y espantosa carcajada, aplanando el mar aterrador por debajo de ti, resonante de la misma la nada que es su Vacío. Toda esperanza debería dejarte por ahora, dejándote sólo con desesperación. Mirando directo en tu alma, la Muerte te explicará cada historia sobre la caída de cada Buscador antes que ti, que tan horrenda fueron sus muertes, y cómo ahora residen con Él. Pero con este conocimiento, no serás permitido escapar de estos dominios. Él estrechará su dedo huesudo hacia tu cuerpo ya débil y frágil. Sé advertido: sólo un toque suyo te matará al instante, uniéndote al mar de muertos que presenciaste. La única forma de escapar de sus garras es reunir los restos agonizantes de tu fuerza vital para sostener el Noveno Objeto. Su dedo se detendrá, pues la Muerte sabe que tu fallecimiento no será llevado a cabo por su propia mano. Todo se desvanecerá en negro, y tu última mirada será el rostro de la Muerte.
Estarás en una celda de la institución mental, atrapado en una camisa de fuerza. A tu lado, una bola de cristal agrietada, desgastada y manchada de sangre.
Esa bola de cristal es el Objeto 401 de 538. Cuando llegue la hora, responderemos tu llamado. Los Caídos nos alzaremos una vez más.
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