Escalofríos se hacían presentes en mi una y otra vez, el frió y el miedo me hacían temblar, y ese maldito ser que se acercaba, que me observaba, podía sentirlo tras la espesa obscuridad de la noche. Su respiración agitada, pesada y caliente tras mi oído: "Eres mía" dijo.
Ahora puedo dormir tranquila, sin tormentos, porque hice un pacto, más bien un intercambio. Tu alma por la mía, si, la tuya,ya que leíste mi confesión, ese fue el trato, saber que él existe, y ahora irá por ti.
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