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miércoles, 29 de mayo de 2013

Mi encuentro con una dama de negro: Parte II - - Santiago Luna


Al ver que nos alejábamos más, más, y muchísimo más, la tome del brazo, como lo haría un niño, un niño que está asustado y se toma del brazo de su madre...
Ella me miró, todavía no puedo comprender como lo hace ya que no tiene ojos, al verme asustado me tomo en brazos nuevamente, yo estaba temblando, no por el miedo sino por la sensación de seguridad que este hermoso ser me transmitía, estaba ansioso, no sabía que hacer, no sabía que haría ella, entonces me puso a la altura de su pecho y me dio un tierno beso en la frente, ese beso... Lo recuerdo como si fuese ayer, puedo sentirlo, fue como una morfina que calmaba todas mis ansias, que calmaba mis miedos, que me hacía sentir... Libre...



Llegamos a lo que parecía ser una cabaña, me sorprendí pues creía que ella era algun tipo de ser el cual vivía en el bosque...
Al acercarnos a la cabaña veo personas viviendo dentro, entonces pensé "Seguro que ella es una guardiana del bosque y ayuda a demás personas como yo que han estado en apuros", ¿Pues saben qué? estaba muy equivocado, me dejo en la puerta de la casa y entró, escuché gritos, gritos desgarradores, me asomé por la ventana y la vi a ella...
Con sus dientes atacó al ultimo hombre a la yugular arrancándole pedazos de piel y tendones... Había sangre por todos lados, y otros dos cuerpos en el suelo, no entendía como en unos minutos ella pudo hacer eso, el hombre gritaba y miraba hacia mi asustado pidiendome socorro... Lo miré y le sonreí, en ese momento el mismo muere desangrado, fue todo un festin para mi...
Ahh, en ese momento veo sus labios por la ventana, rojos y sensuales, en ese momento lo supe, estaba enamorado de ella, estaba enamorado de mi salvadora... Pero... No tenía las agallas de decírselo, ¿Qué tal si reaccionaba mal y me mataba?, ¿Qué tal si ya no quería ser mi maestra?... Muchas preguntas inundaron mi mente... Levante la vista y ella estaba en frente mío, en cuclillas, mirándome, nuevamente me enamore de sus labios rojos... Hermosos, como ningunos otros, eran únicos... Cuando reaccioné y la vi me caí sentado del susto, ella solto una tierna risilla, mi corazón palpitaba muy fuerte, no entendía que me pasaba, ella me estira la mano y me ayuda a levantarme, me emuja suavemente hacia la cabaña, curiosamente ya no había nadie, ni rastros de sangre, solo muebles... ¿Dónde estaba el cuerpo?, ¿Lo habría tirado?, ¿Se lo había comido?... No me animaba a preguntárselo, solo me dijo "Ahora esta es nuestra casa...", nuestra casa... Nuestra... Nuestra...

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