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sábado, 16 de noviembre de 2013

33



Bueno, sé que es solo un número, pero para mí es más que eso... es el recuerdo vivo de lo que vi cierta noche. Un recuerdo y además una amenaza.

Confieso que siento náuseas cada vez que recuerdo aquel momento en que entré a la habitación en que vería lo inimaginable.


Entré esa noche al sótano de la casa abandonada. Un zumbido extraño salía de allí, pero no sabía exactamente qué era. Ya otras veces lo había sentido venir de la casa, pero solo duraba un minuto y era siempre a la misma hora: a las 23:33 horas.

Luché por controlarme para no caer al suelo a medida que me acercaba, pero fue inútil. La verdad es que solo seguía por inercia. Mis ánimos desaparecieron tras los primeros pasos.

En el fondo sabía que era una secta. Llevaba varios meses soportándolos.

Pero... ¿Por qué decidí ir al epicentro del problema en vez de huir como cualquier criatura con conocimiento esotérico básico lo hubiera hecho? Simple: porque yo era una víctima más que se acercaba a un posible final.

Los escalones se sentían enormes a medida que los bajaba. Mi vista comenzaba a nublarse y yo... yo... tenía miedo.

Llegué hasta abajo y miré cómo un rojo resplandor danzaba. Un hombre desnudo se hallaba en la pared a la que unos hombres con túnica señalaban.


Impasibles, movían lentamente sus dedos sin siquiera rozarlo.

Estaba viendo desenfocado, pero logré distinguir que en su piel le estaban escribiendo un treinta y tres. en su tórax.

A pesar de lo doloroso que se veía, el tipo sonreía y me miraba. No veía con claridad, pero sé que me miraba. Sentía sus ojos clavados en mí.

Al frente mío había una mesa, en ella una cámara y unos negativos. Apresurado, tomé los negativos y huí. Era demasiado por esa noche.

A los pocos días los revelé. Habían treinta y dos imágenes de tipos asesinados de diferentes maneras. Todos ellos desnudos y con un treinta y tres escrito en su parte delantera.

Al revelar el negativo número treinta y tres, me fijé que había una pared donde estaba escrito con sangre "tú sigues, vecino".

Me fui de ese lugar apenas pude, pero siento que me siguen...
Al parecer, ellos quieren que sea el número treinta y tres...

Hay alguien golpeando la puerta en este instante. Iré a ver...

No era nadie... creo que
(una mancha de sangre cae, pero no hay nada escrito allí).

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