Pero entonces empezó a ofrecer retratos. A nadie le gustaban, no sabía por qué. Le comenté a una vecina sobre eso, quien tenía un retrato hecho por él, y me dijo que la perturbó y que no se parecía en nada a ella. Le pregunté si podía verlo; era hermoso. «Es increíblemente realista», le dije… ella respondió dándome una cachetada muy fuerte y diciéndome que me fuera de su casa. Luego dejó de hablar conmigo.
Sin embargo, estaba tan impresionado que le pregunté al susodicho artista si podía hacer uno de mí. Dijo que serían unos dos dólares; le pagué y me dijo que estaría terminado para el día siguiente. Entonces pasé a su puesto habitual el día acordado, ansioso por verlo, pero no estaba allí. Me puse furioso por un momento, pensé que me había estafado, hasta que noté que al lado del edificio estaba mi retrato, tapado con mi nombre y una nota pegada en él. La nota decía, simplemente, «Buena suerte».
Destapé la pintura y estaba horrorizado. Me veía distorsionado, en formas que me hacían doler los ojos. Estaba claramente muriendo en el retrato, si no era que estaba muerto. Insectos y cuervos se alimentaban de mí.
No me había fijado en mi vecino que estaba detrás de mí, hasta que dijo, «Hey, se ve bien. Me gustaría tener uno también».
Lo dijo de forma casual y siguió caminando. Se veía distorsionado y extraño. Caminaba con una cara sin forma. Cuervos e insectos colgaban de él, se alimentaban de él. Miré hacia atrás. Todos y todo se parecían a como estaba retratado yo en la pintura. Ahora todo lo que veo hace que me duelan los ojos. Todo es horrible y feo. Y todos me dicen lo lindo que es mi retrato. Sin importar lo que haga, no puedo convencerlos de que no deben hacerse uno.
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