Si estamos hablando de verdades odiosas también vale mencionar otras, y es que, pocas se han visto tantos progresos en tan poco tiempo como durante en las guerras, pues obligan a las naciones a superarse por las malas.
Cuando Hitler fue derrotado, dos superpotencias se disputaban la supremacía del planeta tierra, ¿quieren saber algo?, esta historia, es parte de esas atrocidades que se cometieron bajo el secretismo de sus gobiernos durante la década de los años cincuenta.
En un oscuro y profundo laboratorio de los Estados Unidos estaban estudiando la muerte humana en su sentido más llano, más simple y más puro. Sabían, pues que los seres humanos mueren a diferentes edades y de distintas maneras, unos por enfermedades, otros por accidentes, otros por causas naturales. Querían saber pues, como propiciar la muerte de una persona de la manera más indolora posible, es decir, durante sus sueños, la persona que muere en sueños se le considera muy afortunada, la gran mayoría muere por infartos o por el cáncer, pero o por lo menos hasta hace poco se creía que hasta hace poco se consideraba que la persona que moría en sueños lo hacía de una manera diáfana y sin sentir absolutamente nada.
Así que este laboratorio logró conseguir a una multitud de personas que, nadie extrañaría, todos mayores de 85 años; vagabundos, errantes… los bañaron, les dieron de comer, y simple y llanamente los hicieron esperar, no curando del todo sus enfermedades pero procurando que estuvieran dormidos para cuando llegara el momento final. Era una época de grandes avances científicos, y por primera vez podían ver la actividad cerebral de una persona en tiempo real, poniéndole chupones a los lados de la cabeza, conectados a largos cables que iban a computadoras.
Cuál fue su sorpresa de que cuando las primeras personas murieron, los médicos vieron que los encefalogramas de los durmientes tiraban picos en la impresora con la aguja, muy altos, muy agresivos, lo que les llegaba a concluir que sus cerebros no solamente tenían una actividad cerebral muy alta, varias veces mayor que una persona despierta, incluso varias veces mayor que la de una persona que está sufriendo un estrés muy grande, ellos consideraron que eran pesadillas. Pero se aterrorizaron mucho al ver que estas pesadillas no fueron una coincidencia entre dos personas, más tarde murió otra y como se aseguraron que estaba soñando en el momento de su desenlace final se dieron cuenta de que los resultados de la aguja también tiraban picos altísimos, se dieron cuenta de que las personas en sus sueños cuando mueren, sufren de una manera terrible. Hicieron la prueba, y resultó positiva en otras 4 personas, hasta que finalmente tomaron la determinación de revivir a alguien que estuviera muriendo en sus sueños, o sea lo tenían que despertarlo, pero a la vez tenían que estabilizarlo. Así que prepararon a un equipo médico enorme y sin muchas esperanzas esperaron al día en que la persona seleccionada que estaba muy enferma, muriera. Se encontrara durmiendo por medio de químicos. Finalmente empezó, la impresora empezó a tirar picos altísimos de actividad cerebral, la pantalla estaba completamente roja con la imagen fantasmal del cerebro, el equipo médicos se volcó sobre el pobre anciano y le inyectaron varias cosas para lograr revivirlo y despertarlo, pero fue completamente en vano, porque al llegar segundos de estar despierto sufrió un paro cardíaco y quedó fulminado, uno de los científicos jamás va a poder olvidar lo que le susurró el anciano antes de morir, cosa que le llevó a cancelar el proyecto para siempre y dejarlo dormido en un oscuro laboratorio a través de archivos incontables. El anciano le dijo; “Muérete antes de dormir”
No se supo nunca que vio.
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