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lunes, 25 de noviembre de 2013

Una sobreviviente mas.


Vamos a hablar de una chica llamada “Elena Kenneth”, Nacida en San Diego – California, de actitud alegre, con gustos particulares como el dibujo y gran imaginación para dicho trabajo. Una de sus cualidades era su gran olfato, aunque también era algo negativo en ciertas cosas; Era demasiado voluble a los olores fuertes. En cuanto a su apariencia, su cabello era largo hasta llegar a la mitad de la espalda, castaño, y una mirada ámbar que conjuntaba toda su apariencia.

Desde muy pequeña fue especial en acoger sus amistades, algunas personas le colocaban sobrenombres como "rara" "antisocial", por su claro comportamiento. Mas eso no impedía que su actitud siguiera siendo una activa y sonriente, para verla triste o en el peor de los casos, llorar, debía pasar algo que realmente le duela, algo que no aguante como… no sé, la muerte de un familiar muy querido por ella. Ya que hablamos de familiares, se debe saber que ella es muy apegada a un primo, llamado Nelson de tez pálida y ojos verdes, cabellos semi-largos y de 18 años. Aquel chico era alguien de buena apariencia y en actitud igual, en la familia dicho chico era algo con que solían comparar a los demás, con un estereotipo de "Hijo perfecto"


Este se llevaba muy bien con Elena, ella comenzó a notar algo extraño en el, como si su apariencia y su salud se estuvieran deteriorando a una velocidad rápida, era algo que le preocupaba pero por más que intentaba convencer a sus tíos de que lo llevaran a un médico, casi siempre era ignorada. Finalmente decidieron cumplir el pedido que tanto había rogado, el diagnostico fue una Leucemia ya en etapa terminal, pero aun así quisieron tratar de salvar la vida de Nelson. Luego de meses de tratamiento, quimioterapias y de todo tipo de cosas que intentaban ayudar al chico, finalmente el falleció. Con poco más de 14 años, ella vivió todo aquello.
Desde entonces Elena no es igual, en el sentido de no expresar nada, ni siquiera nostalgia, como si algo en ella hubiera sido apagado, ahora era todo lo contrario y aun más cerrada de lo que era de costumbre. Comenzó a tener cierto desprecio al ver a las personas con alegría, aun siendo sus mismos familiares, por ello no sale muy a menudo de su habitación en donde solo le queda vagar por el internet.


Comienza a interesarse en relatos y leyendas urbanas, poco a poco conoce unas historias llamadas “Creepy Pastas”, llaman por completo su atención por ojear el contenido de algunas y los títulos. Lee unos cuantos hasta encontrarse con el Creepy del sobre-explotado de “Jeff The Killer”, al principio se llevo una sorpresa por la típica imagen que muestran de el al principio de su historia, luego lee todo sin problemas pero al terminarlo le da cierta incomodidad y un cosquilleo desagradable en el estomago. Niega cada pensamiento que la llegue a asustar y decide por ir a dormir. 


Después de una larga y tranquila noche, amaneció y al abrir poco a poco su mirada hacia una de las paredes de su habitación, se levantó de golpe, recordando todo lo leído anoche, volvió a negar todo y opto pensar en la realidad, en que todo lo que leyó fue creado por cualquier persona con tiempo de sobra para hacer cualquier estupidez, hizo la rutina de siempre hasta las 2:00 p.m, ese entonces entro cierta curiosidad en ella, comenzando a fisgonear relatos que tenían que ver con Jeff, pero la gran mayoría tenía que ver con las muy famosas fangirls en donde se emparejaban con él, todo aquello era ridículo, alguien que haya perdido la cordura y que se vuelva una maquina de asesinatos supongo que no tendría tiempo para tener una historia amorosa con una chica a la cual más que seguro terminaría asesinando. En fin, dio por perdido ese tiempo.
Pasaron unos meses a lo cual ya eran vacaciones, Elena platico con sus padres para vivir el resto de ese tiempo con un par de amigas en casa de una de ellas cercana al “Parque natural sunset cliffs”, Daniela y Alison, Daniela tenía 19 y de un presupuesto muy alto, ella ofreció su hogar. Aquel tiempo fuera de su hogar y de lo demás la relajaría. Alisto lo necesario y se dirigieron a la casa de Daniela, llegaron a esta y cada una se instalo en una habitación del segundo piso. Los primeros días eran de los más normales, salidas, desveladas entre ellas, todo lo que haría una adolescente.
Una madrugada, entre 3:30 y 4:00 a.m, en un profundo sueño Elena sintió nauseas acompañado de eso un penetrante olor, de apoco despertó y fue orientándose, desde el lugar de su cama noto la puerta de su habitación abierta y el pasillo el oscuro pasillo del cual se escuchaban suaves murmureos. Se extraño un poco y trago saliva, salió de la cama para luego salir de la habitación, comenzando a decir los nombres de sus compañeras a lo cual no tuvo respuesta alguna. Lo que avanzaba hacia a las escaleras, hacia que el olor se hiciera aun más fuerte, bajo las escaleras cuidadosamente así teniendo vista de la sala completa, notando que la televisión estaba encendida y en el sofá frente a este donde estaban aquellas siluetas conocidas de sus amigas.
Suspiro aliviada, ya no había por qué temer, a paso apresurado se coloco a un lado del sofá a preguntarles que hacían allí a tales horas, pero al toparse con sus rostros quedo en shock, sin poder contenerse vomito y el pánico empezó a adueñarse de ella, el aspecto físico de aquellas chicas era horrible, estaban semi-decapitadas, se podía ver claramente como la carne estaba mal cortada en sus cuellos aparte de tener las mejillas horriblemente mal cortadas.
Las lágrimas no tardaron en resbalar de sus mejillas, se quedo unos minutos observando los cadáveres, su cerebro finalmente reacciono y corrió a buscar un teléfono, cuando descolgó se dio cuenta de que no había sonido alguno, su mirada se poso en el cable telefónico para darse cuenta que estaba cortado. De pronto se dio cuenta de que quizás aun no estaba sola, se giro lentamente hacia los cuerpos inmóviles de sus amigas y los miro presa del terror.
Luego, se pregunto el porqué estaba pensando en es tal “Jeff”, si tan solo era un mito… pero era evidente, aquella manera en que sus amigas habían muerto era tan similar a la técnica de él. Se cubrió la boca sintiendo que vomitaría nuevamente, cayó de rodillas cubriéndose los labios para evitar que algo saliese de ellos, luego de tanto tiempo comenzó a llorar en silencio y temblar como nunca antes.
Escucho un sonido cercano a la cocina, una silla quizás, asustada como pudo logro esconderse en una esquina perfectamente obscura, cubrió su rostro excepto los ojos, esperando que aquella persona, fuera quien fuera que estuviese ahí no la matase. Pronto pudo escuchar pasos húmedos o pesados, al igual que una respiración complicada… y ahí estaba, entrando a la sala, volviéndose real lo que era un mito.
El olor a sangre podrida le vino a su sensible olfato a pesar de que sus manos le cubrían a la perfección, sintiendo que gritaría miró a aquel hombre: sus ojos eran más aterrador que cualquiera cosa pudiera dibujar, rojos por la sequedad y carentes de expresión, su boca con cicatrices alrededor y las mejillas cortadas con costras cubriéndole, dejando ver esos dientes amarillentos y secos de igual manera, todo era aterrador. Su cabello que caía a los lados de manera enmarañada, nada que ver con la imagen limpia del internet. Hacia un sonido extraño con su boca y con su nariz casi invisible donde entraba y salía su respiración. Pudo escuchar apenas murmureos y como tomaba a una de sus amigas, así comenzando a arrastrarla, pronto la alzo sobre la pared y tomo lo que parecía ser un cuchillo, clavándoselo en el cuello, atravesándole y finalmente, dejándola como un adorno en la pared.
Elena pudo ver a pesar de la oscuridad la sangre que brotaba de aquel muerto cuerpo y ahí fue cuando cometió el error más lamentable de su vida, tomo una bocanada de aire. Jeff se giro dónde provino aquel mínimo sonido y aquellos dementes ojos se fijaron en ella. Se quedo paralizada, mirándole con lágrimas de terror, se puso de pie y comenzó a correr, sintiendo como apenas el asesino detrás de ella le rasgaba el hombro, corrió hacia la puerta arrojándole cualquier cosa que hallase y se dio cuenta con espanto que estaba cerrada. Se giro y apenas logro esquivar el cuchillazo proveniente de él. Corrió hacia las escaleras y yendo al segundo piso se encerró en su habitación, dio pasos hacia atrás esperando el sonido de la madera chocar contra los puños de Jeff, miro a todos lados sin saber qué hacer ni a donde ir, ¿moriría al igual que sus amigas? Los golpes bruscos en la puerta la hacían poner aun más nerviosa, finalmente como un rayo de luz, miro la ventana, se aproximo a esta y la abrió para enseguida colarse en ella. Pero antes de que pudiera salir por completo la puerta se abrió, dejando ver al chico ensalivando por el deseo de ver la sangre correr de aquella chica, a lo que ya parecía ser su pasaje a la libertad, Jeff apresuro su paso hacia ella y para enseguida dar un brusco tirón así metiéndola a la habitación de manera bruta. La cabeza de la chica fue azotada contra el suelo, casi dejándola desorientada, ese entonces Jeff poso su pie en el hombro de la chica e hizo presión en aquella zona mientras acercaba su espantoso rostro al contrario, la expresión de nauseas en Elena se hicieron muy evidentes, esto pareció darle grandes motivos para reír al asesino.

“¿Qué paso pequeña?” Susurro con su áspera voz.

“¿Acaso debí vestir de etiqueta esta noche solo para ti? … ¿Por qué no sonríes un poco?”

El asesino tomo en su siniestra las prendas de la chica y la alzo un poco del suelo, ella apenas miro a este, sintiendo como el filo del cuchillo entraba a su boca, Jeff entonces comenzó a reír y gritar “Sonríe”. El dolor se hizo inminente, pues, comenzó a deslizar el fijo del arma por su mejilla izquierda. En medio del forcejeo la sangre salió de las heridas y grito de dolor, lo cual se multiplico cuando el mismo dolor fue a su otra mejilla. Jeff le tumbo contra el suelo y pisoteo su hombro para mantenerla fija ahí mientras lamiendo la sangre de su arma homicida, la chica mostraba ya no tener fuerza para nada ni siquiera para llorar, solo tocia por la sangre que se acumulaba en su garganta.
Jeff observo el cuerpo de la chica por algunos segundos hasta que finalmente opto por hacer lo último: Quemar la casa para borrar todo lo que fuera posible de evidencia.
Bajo de una forma tranquila al primer piso con un encendedor en mano y de la cocina saco algunos líquidos flamables, empapando el sillón y el cuerpo restante, ahí comenzó el fuego que se desharía de lo que había hecho, luego el resto de los líquidos los rego por todos los lados posibles, así todo fue volviéndose rojo y caliente. Estando fuera de la casa Jeff se quedo mirando el resto del espectáculo, ver aquello le complació en lo absoluto.
Finalmente se dispuso a marcharse cuando repetidamente sintió que algo se le clavo en uno de sus brazos bruscamente, al girarse pudo mirarla ahí, con aquella sonrisa macabra y sangrienta en sus labios, que el mismo plasmó, sus ojos dorados llenos de ira y profundo odio. Elena le había clavado su primer cuchillo en el brazo, Jeff se giro por completo y le pateo el estomago, la chica se quejo y sin fuerzas se desplomo en el suelo. Jeff sintió el dolor en dicha zona herida, pero no era nada… nada comparado a lo que años atrás había pasado. Interesado por como ella había tomado sus últimas fuerzas y le enfrento, le tomo entre sus manos, cargándola como si fuera un costal, se alejo tranquilamente de la casa, dejando que esta misma se consuma en llamas y borre cualquier rastro de él.
Cuando Elena abrió los ojos, sentía una punzada de dolor sobre su rostro acompañado con algo húmedo. Se toco por instinto y pudo sentir un par de vendas que le cubrían la cosa y heridas frescas, sintió algo duro pero inesperadamente cómodo a la vez que iba sentándose y escuchando el rechinar de la cama vieja en la que estaba recostada, miro a su alrededor, era de un azul tan oscuro que apenas la luz de la luna reflejaba el suelo polvoriento, tocándose las mejillas por el dolor que sentía una latente, miro a través de las cortinas canela completamente roídas por el tiempo, dándose cuenta de que no estaba en casa, incluso dudaba que estuviera en San Diego. Escucho el rechinar de la madera que indicaba pasos acercándose, en seguida fue a una esquina, arrinconándose y temblando.
Cuando la manija de la puerta de manera soltó un chillido, el estaba ahí, con una prenda diferente. Sus ojos ámbar se clavaron el contrario, cuando él le miro ella cerro su mirada y escucho como arrojaba algunas cosas sobre la cama. De apoco abrió sus ojos para darse cuenta que el estaba tan cerca que podía oler su putrefacto olor a alcohol y sangre, quito las vendas con brusquedad y la jalo hasta la cama, para empujarla allí.

“Bueno, bueno… quiero que sonrías para mi, pequeña.”

Dijo firme con su áspera voz.
Lo observo extrañada mientras este tomaba aguja e hilo, la tomo con brusquedad de la barbilla y clavo la aguja en su mejilla diestra, así comenzando a cosérsela. Elena se negaba a seguir siendo torturada, pero todo intento de detenerlo era inútil, la sangre salía de manera más escasa. ¿Qué coño estaba haciéndole?, estaba cerrando las mismas heridas que él había causado, opto por dejar que le cosiera las mejillas, si dejaba de forcejear aquello dolería menos y en cuanto acabó, Elena bajo la mirada, tocando las heridas con las yemas de sus dedos y pensando como ese tipo le destruyo el rostro y la vida en menos de un día.

“¿Ya vas a asesinarme?” Pregunto la castaña con inseguridad.

Pero la única respuesta que consiguió fueron risas imparables de este, finalmente le respondió con un simple “No”, fue molesto y frustrante a la vez.

“¿Vas a dejarme ir?”

Y nuevamente la respuesta fue un “No”, ella ya se sentía lo suficientemente frustrada como para que el siga jugando con su mente, aun sentía miedo, pero el enojo era aun mayor. Entonces se levanto de la cama y se coloco en frente de él, frunciendo en totalidad el ceño, le grito.

“¿¡ENTONCES QUE COÑO ES LO QUE QUIERES!?”

Y solo la perturbadora risa de Jeff retumbo en aquel lugar abandonado un par de minutos, cada rastro de valentía en ella se hizo polvo, sintiendo la necesidad de huir. Jeff detuvo la risa y paso a verle fijamente.

“¿Qué no te das cuenta?, quiero estar contigo niñita estúpida.”

Ese entonces Elena se sintió aun mas confundida, retrocedió un paso y relajo todos sus músculos, mostrando un semblante de total desconfianza.

“Pero… ¿Por qué quieres estar conmigo?”.

Jeff se recostó tranquilamente en la cama y paso a ver la ventana a un lado de ellos.

“Siempre disfruto ver a la gente morir de manera dolorosa y rápida, por ahora, me gustaría ver como muere alguien lentamente… quiero ver de que eres capaz.”




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