Cada vez que mencionaban un acto veía que algunos niños hasta rezaban por su vida, pero eso no les servía pues la gran parte moría. Otro acto y un nuevo payaso, cada uno más espantoso que el anterior. Llegaban a tal grado de parar elefantes tipo zombis en el cuerpo de los niños, ocasionándoles el destripamiento y posterior mente la muerte.
Algunos de mis amigos ya habían muerto y solo quedábamos en total solo siete niños, todos aterrados pues no sabíamos a quien escogerían para su siguiente acto.
De repente varios payasos comenzaron a salir y se sentaron como si ellos fueran ahora el público, sinceramente algunos eran muy horrendos y otros emitían olores muy horribles como a cuerpos en descomposición.
No vi ni a qué horas uno de ellos me agarro del pie y me arrastro asía la pista, sentí mucho miedo y tras de eso llore, no obstante observe que los que quedábamos ya éramos parte del próximo acto quedando solamente los payasos como espectadores.
Casi nos hacemos del baño cuando vimos la cara del dueño del susodicho acto final, en ese instante grito muy fuerte:
-¡Por lo visto hemos terminado nuestra macabra labor! ¡Es hora de que nosotros nos divirtamos viendo como sufren nuestros invitados¡
Nos miro fijamente y dijo, ¡Este acto es el mejor pues el que logre salir con vida! ¡Le espera la sorpresa más grande de su vida!
El acto no era del todo fácil pues había puesto unas bandejas enfrente de nosotros y cada una contenía una parte del cuerpo, la cual uno de los payasos nos quitaría y solamente el que sobreviviera por lógica era el ganador.
Yo era el último de la fila y creo que el mas aterrado, pues cada vez que un niño destapaba su respectiva bandeja, esta le salía ya sea con pulmones o intestinos la cual al quitárselas les causaba la muerte inmediata.
Por fin llego mi turno y la hora de destapar mi bandeja, en cuanto vi lo que en ella se encontraba no pude resistir gritar y decir:
-¡Mátenme malditos! ¡Espero que algún día sus malditas almas sean entregadas al infierno y dejen de cometer sus horribles actos!
Cerré mis ojos esperando el golpe final pues la bandeja que me toco mostraba un corazón, y justo cuando creí que moriría; los payasos se levantaron y aplaudieron.
Era algo raro para mi pues no entendía el porqué no me mataban, solo me quedaban viendo y sonreían; uno de ellos dijo ¡Tenemos un elegido! Y después de eso me liberaron de mis ataduras.
Se pararon enfrente de mí y se arrodillaron, en ese instante salió un payaso de tras de mí, creo que era el jefe de todos ellos; me agarro de las manos y me dijo:
-Sobreviviste por tu valor pero no podrás salir nunca jamás de este lugar, nosotros somos el circo infernal el mejor circo que el diablo jamás pudo crear.
-Desde hoy serás uno de nosotros y cuando te consideremos listo, podrás realizar tus propios actos.
Tras de eso mi tés comenzó a cambiar pues espantosas arugas y feas manchas como de pintura comenzaron a cubrir todo mi cuerpo, la ropa que traía puesta comenzó a asemejarse a la que utilizan los payasos. Era aterrador el verme al espejo y ver que ya había dejado de ser yo, y observar la terrible realidad de que jamás volvería a ver a mi familia.
Al pasar del tiempo me fui resignando y poco a poco entendí que era mejor así, hasta el punto de que poco a poco me fue gustando todo. Deje de ser yo para convertirme en un payaso aterrador, que al igual que los demás estaba sediento de sangre y de ese sufrimiento que solo los niños nos podían ofrecer.
Y esa amigos es mi historia, por la cual he estado ya quince años atrapado en este horrible lugar desde esa noche, en el gran circo “El payaso feliz”
Bueno los dejo, pues ya está por comenzar mi primer acto, he planeado detenidamente el sufrimiento de cada niño y a un que estoy nervioso, también estoy ansioso de ver las caras de dolor.
Por cierto se me olvidaba muy pronto estaremos en tu ciudad y espero que asistas. ja, ja ,ja ...
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