QUÉ PASARÍA SI
A pesar de no haber estado en el mismo salón de mi mejor amigo, nosotros solíamos reunirnos en el tiempo libre para pasar el rato junto con otros compañeros. A veces solamente queríamos estar nosotros dos, por esos nos escabullíamos de todos.
—Que aburrido estoy. Por más que busco algo entretenido que hacer, me aburro.
Max nunca fue de esos que no sabían en que emplear su tiempo libre, pero ese día estaba demostrando que no tenía ánimos para nada. Después de las primeras horas de clases, nos fuimos a la parte trasera del edificio de nuestra escuela. Nadie solía ir a ese lugar ya que la entrada estaba restringida con una cerca, pero nosotros lo saltábamos frecuentemente.
—Siempre lo mismo: Ir al colegio, hacer las tareas, salir con Mar. Todo es tan aburrido. Debería dejar a Mar y buscar una nueva novia. Quizá eso me anime un poco.
—Max, deberías intentar salir con alguien que realmente te guste.
— ¿Sí, no? Puede ser, pero no. Eso sería todo un lio —bufó— No, nada que ver. Todas son tan, como decirlo…
— ¿Iguales?
— ¡Sí, eso, iguales!...iguales —habló desanimado.
—Mar no me parece molesta. Ella respeta tu espacio, aunque…
—Boqueé su número para que no llame. Es que su voz es tan chillona. Me molesta. Bla bla bla, no para de hablar.
— Creo que le gustas a Clara…no sé, me parece—dije no tan seguro.
— ¿Clara? Ni pensarlo, clara es mi amiga.
Max tenía la costumbre de acariciar mis manos cuando estábamos solos. Siempre creí que lo acariciaba para tratar de reemplazar esos objetos que se usan para el estrés; siempre consideré que esa costumbre suya era muy graciosa. Nosotros teníamos costumbres que no compartíamos con nadie más, porque éramos amigos con mucha confianza.
—Caramel, si yo fuera una chica, así, con esta personalidad, ¿te parecería molesto?
Su comentario me dejó un poco perplejo. Nunca creí que se pondría imaginariamente en el papel de una chica. Aunque esa pregunta fue tan cómica, su tono de voz no lo fue.
—Has sido así desde que te conozco, y mira, seguimos siendo amigos —respondí con una amable sonrisa.
— ¿Sí, verdad? Entonces… ¿tú saldrías conmigo?
— ¡Que! — lo mire sorprendido—no voy a responder eso, me refiero a que, nunca he pensado en eso, no viene al caso.
—No te hagas líos, es solo una pregunta. No es tan complicado de responder.
—Yo… supongo que si fueras una chica…bueno…
—Si no me aceptaras me pondría a llorar como lo hacen las chicas, piénsalo, imagínate, lloraría mucho—parecía que disfrutaba ponerme en aprietos.
—Sí —respondí separando mis manos de las suyas— no me gustaría ver llorar a mi amiga, solo por eso.
—Si Caramel fuera una chica no saldría contigo, porque no podría ponerle las manos encima a mi preciada amiga. He salido con amigas, sabes, y ahora ya no lo somos. Ellas desaparecieron, ya no las veo.
—No debería ser de esa manera
—Pero lo es. Cuando se pasa la línea de la amistad, se la puede poner en riesgo.
—No dejaría que pase, si fuera tu amiga, no me alejaría de ti.
—Mejor no arriesgarse.
—Entonces me dejarías llorando— dije consternado.
Max sonrió.
—Caramel es mi preciado amigo—respondió posando su dedo meñique en mis labios— No podría pasar nada entre nosotros.
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