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domingo, 8 de febrero de 2015

Ladrón.


Pobrecito niño es el único afectado con esto, las enfermedades se llevan a nuestros seres queridos en cualquier momento.
La Iglesia está casi vacía, los dos ataúdes llenos de flores, ellos fueron muy buenos en vida, pero la vida no fue generosa con ellos, la muerte no siente.

La gente que alguna vez ayudaron se hizo presente con un ramo de flores y un frío pésame a la familia, la poca familia que tenían, una hermana lejana con su esposo y la ya vieja madre de alguno de ellos.

El pobre niño permanece sentado a la izquierda de su abuela con unos ojos ya rojos de tanto llorar, me gustaría poder ayudarle, no se que me da más pena, el hecho de que sus padres hayan muerto o que a él le espere el mismo destino, la enfermedad lo consumirá pronto.
Pensar que yo conocí a su madre cuando éramos pequeñas, éramos amigas de infancia, igual que el y mi hijo.
La noche cae es hora de volver a casa, deje a mi hijo con su niñera, duerme sin ningún problema, mi hijo es totalmente ajeno a lo que ocurrió. Discusiones en la casa del frente es lo único que se escucha en el gran silencio de la noche, es justo ahí donde vive ese niño, debe ser algo muy duro para el.
Me levante tarde, mi esposo fue a dejar a mi hijo al colegio, los golpes en la puerta me despertaron, esa señora, la abuela del niño parada al frente de la puerta, sus ojos estaban rojos del llanto, me dio una profunda pena, la invite a entrar, ella a duras penas entró, sus pisadas al unísono de su bastón, llegaron hasta el sillón, me senté cerca de ella, entonces rompió en llanto. 

Entre sollozos me pidió un favor que me quedará con su nieto durante esta semana, ella no podía hacerse cargo del niño porque esa misma semana la iban a operar pero el fin de semana llegarían unos familiares que se harían cargo del niño, nadie podía hacerse cargo durante esta semana, de verdad ellos tenían pocos familiares, en una primera instancia me negué, ella me lo rogó y explicó que ayer en la noche ella había peleado con los otros tíos del niño ya que ellos no lo querían, lo único que le quedaba era esperar a que llegarán sus hijos, quienes podrían hacerse cargo del niño, termine aceptando, ella me agradeció mucho.

El niño ya no parecía el de antes, ahora era callado, serio y triste de cierta forma, le arregle una pieza para que se quedará, su abuela ya había hablado con el sobre esto por lo que no pareció afectarle mucho.

Mi hijo no logra comprender que su amigo no juegue con el, inocente es totalmente ajeno a lo que ocurre cualquiera se haría esas preguntas en su lugar.

He estado asistiendo a un médico junto a mi hijo y esposo, como medio de prevención para evitar el contagió de esa horrible enfermedad según el doctor nada nos puede ocurrir mientras nos estemos controlando.

No me siento bien, me siento cansada, creo que la enfermedad me está afectando, aún con lo que dijo el doctor yo creo que tan sólo lo dice para que este tranquila y siga dándole dinero para asistir a su consulta.

Mi hijo está cayendo en la enfermedad, jugar con su amigo le ha afectado, el niño también está mal la muerte lo busca desesperadamente para llevárselo tal como se llevó a sus padres.
Pobre niño quizás que horribles pensamientos estarán pasando por su cabeza, puede que incluso el sepa su destino, el siempre esconde su pequeño cuaderno viejo que posiblemente le sirve para descargar todos esos sufrimientos al plasmarlo con su lápiz en dibujos o palabras.

Ambos duermen en camas paralelas pegadas a las paredes, el cuaderno viejo se asoma por debajo de la cama, como pidiéndome que lo lea y me enteré de lo que esconde, llevada por la curiosidad tome el pequeño cuaderno del que resaltaba el señalador asomado por las páginas, en la última página escrita decía: "no puedo descansar todavía, se lo prometí a mi abuela y ella a mi, pronto mis tíos vendrán por mi y podré ver a mi abuela de nuevo, no puedo rendirme aún", deje el cuaderno en su lugar, estaba amaneciendo.

El fin de semana llegó y se llevaron al chico, fuimos al médico, nos hicieron los exámenes correspondientes, estábamos bien, el niño no nos contagió. 
Han pasado los días mi hijo no quiere salir, se queda en casa siempre, está muy pálido y sus ojos se ven pequeños y apagados, siente dolores inusuales, recurrimos a otro doctor y este al igual que el otro dijo que estaba sano. 

Ya no se mueve de la cama, no tiene energía ni tan siquiera para levantarse.
Con los ojos completamente blancos y secos, con su piel quebrada y pálida, yace mi hijo en al ataúd frente a mí, de un momento a otro su pequeño corazón se detuvo, aún con la autopsia no quedó nada claro, sólo se murió de un momento a otro.
Mis ojos están pequeños y apagados como los de mi hijo, no me importa morir si así veré a mi hijo de nuevo.

Un niño se paró frente a mi, se veía lleno de vigor, al lado de el la señora que había ido a mi casa, no lo podía creer era el, la señora me dio el pésame y junto con su nieto se sentaron junto a mi. 
El funeral acabó la señora se iba pero su nieto se quedo, sobre la tumba puso su pequeño cuaderno, se acercó a mi y me dijo: "se lo prometí a mi abuela, perdóname... el dijo que te quería antes de...".
Su abuela lo llamó y el se fue corriendo.
Mis ojos están negros, estoy cansada siento como la vida se va de mi, pronto seré parte de esa promesa.

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