19 de marzo de 1986 – 7:50 am
Desperté como todas las mañanas en el campamento de Arizona, era un día extraño, poco soleado y todo lo que escuchaba eran ruidos muy fuertes y un fuerte dolor en mi ojo.
Me encontraba en la cafetería, mientras me encargaba de cuidar a los niños más pequeños del campamento. Entonces una joven de mi edad se sentó a mi lado.
- Que aburrido es tener que cuidar de estoy estorbos ¿Por qué no hacemos algo más divertido con ellos? – acerco su mano y sentí la necesidad de tomársela. - Soy Samanta.
- Melisa. Mucho gusto.
La chica sonrió y llevándome de la mano no paro de decir cómo nos volveríamos las mejores amigas. Era una chica extraña, excesiva con la sangre y el arte. Quise interrumpirla pero seguía sintiendo la necesidad de seguirla y obedecerla.
- Ahora vamos a divertirnos un poco con estos niños… y veras muy pronto que amaras este juego… ese será mi deber.
No sabía a lo que se refería hasta que fue demasiado tarde. Tomo a unos de los niños más pequeños y le inyecto un paralizante, después lo ato y para que mantuviera cerrada la boca le hizo consumir una taza de agua hirviendo. Y ahora si quede aterrada y a la vez encantada – ella era una artista en verdad -. Empezó a quemar cada centímetro de carne del niño hasta dejarlo carbonizado, después con una navaja empezó a dejar al descubierto la carne.
- ¿Sigue vivo?
- Si y ahora veras la mejor parte, el sedante se irá en unos minutos.
Y así fue. El niño sin poder gritar se retorcía del peor dolor posible, pero su dolor continuaría, para acabar con su agonía vertió un litro de gasolina en él y le prendió fuego.
- Es hermoso… como se retuerce. Ninguno de ellos tienen salvación, no se salvarán, no se salvarán, no se salvarán, no se salvarán, no se salvarán, no se salvarán… – Y seguía repitiendo mientras veía como sus ojos se volteaban.
Además del miedo y las nauseas eso se sentía bien, así que no pude dejar escapar unas cuantas carcajadas. Y así siguió el día tomando niños y volviéndolos arte… viéndolos suplicar, llorar y gritar. Cuando terminamos ya era de noche; el campamento ahora era sangre y cadáveres por doquier.
- Aún no lo amas… – dijo Samanta mientras me tiraba en el suelo y me sacudía haciendo que me doliera la cabeza. – Si no lo amas tendré que obligarte a amarlo…
Entonces tomó un rastrillo de jardín y empezó a atacarme, yo esquivaba y corría por mi vida, me escondí en la cocina y pensé hasta en tomar unos guantes de hule los cual utilicé para tomar unos de los cables de corriente; me paré detrás de la puerta y esperé hasta que un cuchillo empezó a perforar la puerta. Entonces entró y nos miramos una a la otra, ella estaba llorando.
- ¿Por qué no puedes amarlo? Solo quería a una amiga con quien ser yo misma… solo quería a alguien que me entendiese…
- Esto no tiene que ser así, solo ven conmigo y olvidémonos de esto… – dije mientras le ofrecía mi mano y soltaba mi arma eléctrica.
- No, ya es muy tarde.
Luego colocó el mango de madera del cuchillo en la pared dejando la navaja a centímetros de su cabeza.
- Espero… que… con… esto… aprendas a amarlo… por…que… es… mi… destino… – dijo dividendo cada palabra para que la entendiese.
Entonces empezó a envestir su cabeza contra el cuchillo una y otra y otra y otra y otra vez hasta que cayó al suelo y la sangre se derramaba en el suelo. Entonces supe a que se refería; la sangre, el dolor, el placer de matar a alguien eso era lo que quiso decirme, la muerte es simple, después curioso y luego hermoso… Pero ya no podía moverme todo estaba rojo y unas voces me llamaban.
“El noticiero de las ocho le quiere informar una noticia muy trágica para el campamento de Arizona. El 19 de marzo de 1986 a las 5:00 am, la cuidadora de las cabañas infantiles, Melisa Gordon, fue mordida por una serpiente causándole un profundo coma después de una hora. Las autoridades confirman que el año pasado la joven Samanta Daniels, una paciente con esquizofrenia y desordenes mentales del hospital psiquiátrico también fue mordida por una serpiente desmallándose y rompiéndose el cráneo con un cuchillo con el cual intento utilizar para defenderse. Gracias a esto el campamento será cerrado hasta nuevo aviso. Esperamos que el coma no haya causado problemas mentales a la joven Melisa, se espera que despierte dentro de dos semanas.”
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