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viernes, 27 de septiembre de 2013

Noche negra - por Alan Udai.


I

Ya llevaba rato dormida, no mucho, pero si un tiempo, me desperté en  mitad de la noche, miré el reloj y me di cuenta de que eran las 2:54 AM., sabía que debía tener sueño profundo y que me costara mantenerme despierta, pero extrañamente, este no era el caso. Me puse a buscar algo que hacer para cansarme rápido y volver a dormir, así que busqué mi peluche favorito…
un pequeño perrito de color marrón, con ojos algo grandes de color azul claro y mirada algo triste pero tierna igualmente, le hablé solo por hablar, sin prestar atención a lo que le decía, pero a los pocos minutos de haber empezado, noté algo extraño e inquietante. Sus ojos, antes color azul cielo, ahora eran rojo sangre, con un toque carmesí, eso me inquietó un poco, así que decidí dejar de hablarle a mi peluche, pensando que se debía a que ya me empezaba a dar sueño, entonces cerré los ojos lentamente.
Justamente antes de cerrarlos completamente, mi mirada reparó en una pequeña figura, la veía borrosas por tenerlos casi cerrados, así que los abrí con curiosidad, y me acerqué lo más que pude a esa figurita que estaba en el techo, me paré en la cama y alce la cabeza a más no poder, y me di cuenta de que era algo parecido a un tuqueque descomunal, que a simple vista se veía que era del tamaño del brazo de una chica de 14, que eran los que tenía, me asusté inmensamente y me quedé viéndolo, solo porque no podía moverme, esa criatura gigante, que debería ser mínimo del tamaño de mi meñique, pero ahí estaba, gigante y grotesco, no podía siquiera respirar, una que otra vez superaba el miedo y pavor e inspiraba dos o tres veces, no más.
Pasados unos minutos, aunque a mí me pareció que pronto amanecería, logré salir del trance y sumirme inmediatamente en sueño profundo y muy necesario, creyendo que podría tener la suerte de no soñar nada y despertar sabiendo que todo era producto de mi imaginación…
…pero el sueño lo empeoró todo…
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II

Mis ojos se cerraron, buscando refugio de las rarezas que acababa de presenciar, esperando que pudiese descansar de todo eso…
Todo estaba negro. No sé por qué, pero me sentía tranquila, a salvo, en mis sueños. Gloriosos segundos de tranquilidad ocuparon mis pensamientos…
…pero lo vi, un ojo gigante me vigilaba detrás de mí, no sé cómo no  lo ví, era inmenso, y además, sus lágrimas eran sangre, me seguía muy cuidadosamente, pero al ver que lo encontré, no sé cómo lo supe, pero enfureció y aceleró su paso, parecía que  estuviese corriendo, si tuviese piernas, claro, pensé “debo correr más rápido si no quiero que me aplaste”, todo parecía tan real, que sentí que si aquél ojo me pasaba por encima, moriría instantáneamente, así que corrí…
…corrí a más no poder, aceleré e pasa todo lo que pude, pero sentía que de nada servía, que dentro de unos segundos quedaría reducida a pedazos esparcidos por doquier…
…afortunadamente, encontré una especie de salida extraña, algo parecido a una puerta de forma rara, pero salí igualmente, me encontré con un paisaje familiar, el patio de mi casa de vacaciones, todo normal, hice como que nada pasó y olvide aquél ojo enojado que esperaba adentro, pensé que había despertado de una pesadilla y que me había dormido, encontré la puerta de salida, y fue cuando desperté por completo, pero no…
…afortunadamente, encontré una especie de salida extraña, algo parecido a una puerta de forma rara, pero salí igualmente, me encontré con un paisaje familiar, el patio de mi casa de vacaciones, todo normal, hice como que nada pasó y olvide aquél ojo enojado que esperaba adentro, pensé que había despertado de una pesadilla y que me había dormido, encontré la puerta de salida, y fue cuando desperté por completo, pero no…
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III

Había escapado de aquél ojo que lloraba sangre y me perseguía, una puerta había sido lo que me salvo de morir aplastada por aquella figura tétrica que amenazaba mortalmente mi vida, creí que si era aplastada por aquello, moriría tanto en el sueño como en la realidad, pero lo que me esperaba atrás de aquella puerta era algo totalmente diferente a lo que esperé…
…Unas figuras deambulaban como inconscientes por todos lados, algunas se me hacían irreconocibles y extrañas, pero la mayoría de ellas las conocía, ohh si, las conocía a casi todas, amigos, familiares, compañeros, conocidos…
…Todos muertos, caminando, llorando sangre y con los ojos completamente negros, sin prestar la más mínima atención a los demás que estaban allí, caminando medio dormidos y medio despiertos, ya que esquivaban con gran velocidad cualquier cosa que obstaculizara su camino, mucho más que la velocidad que sabía que tenía cada uno, pero por alguna razón, todos era excesivamente rápidos.
Desperté
No soporté ese sueño, no sabía que pasaba ni que significaba todo esto, ¿acaso me volví loca?, ¿mi inconciente me trata de decir algo?, ¿qué se supone que haga frente a todo esto?, la respuesta no venía por más que buscase y buscase…
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IV

La pesadilla, increíblemente, no terminaba con ese horrendo sueño, que, inexplicablemente, me había aterrorizado por completo…
…Deseaba tranquilizarme un poco, y no se me ocurrió ninguna otra forma de hacerlo a mitad de la noche que no fuese con un vaso de agua fría…
…Fui directo a la cocina a buscar el vaso, pero justo antes de siquiera tocarlo, una persona, o eso creí que era, me miraba directo a los ojos desde la ventana que tenía en frente. Me encontré con una niña con el pelo liso y negro, largo y vestida con una bata rosada y larga, me miraba con una mirada inescrutable, aún que logré identificar un pizca - pero muy pequeña y no estoy segura de que si estoy en lo correcto -, no desviaba la mirada, y no parpadeaba tampoco, solo tenía esa mirada que tanto me inquietaba…
…Por unos segundos, olvidé completamente mi entorno, no me dí cuenta si quiera de que un grillo estaba haciendo ese típico ruido que hacen, solo estaba atrapada en la mirada de aquella niña. Inescrutable. Indescriptible. Inquietante…Inhumana.
Al cabo de algunos momentos – digo momentos, porque no sé realmente cuando tiempo pasó -, fue que algo me hizo reaccionar y despertar de aquél trance. Un pequeño perro - casualmente muy parecido a mi perrito de peluche -, se le acercó, y lo tomó en brazos, sin dejar de mirarme. Inmediatamente cuando lo tuvo en brazos, empezó a acariciarlo. No sé cómo ni por qué, pero volví a caer en la hipnosis de aquella mirada, esta vez distinta, aún que no estoy segura en qué…
…Pasó el tiempo
Sequía atrapada en esa mirada, pero extrañamente, me sentía más fuera de mí misma, como si me durmiera sin saberlo, como si el mundo se me escapara de entre los dedos y no pudiese hacer nada para impedirlo…
Sentía muchas cosas, y no sentía nada al mismo tiempo, estaba turbada, cada vez me volvía más inconciente de lo que estaba a mí alrededor…
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V

- Debo salir de esta hipnosis – pensé con todas mis fuerzas, ya que me costó mucho darme cuenta de que estaba hechizada por aquella mirada -, de lo contrario me podría afectar mucho.
Pero no lo logré, deseaba con todas mis fuerzas salir de ese estado tan inconciente, pero lo insuficientemente fuerte como para no darme cuenta de que estaba atrapada. El suelo parecía el vacío, el aire ya ni lo sentía, todo estaba muerto para mi, incluso pensé por unos instantes muy cortos, que incluso había perecido, solo me concentraba en aquellos ojos…Penetrantes…Hipnotizantes…
No conseguí salir de aquél trance…
¡Sabrina! – ¿qué fue eso? – ¿¡Qué pasa mi amor!?, ¿¡Por qué lloras!?
¿Llorando?, yo no estaba llorando, o eso creía, pero, ¿qué era esa voz, que, por unos momentos me había sacado de esa hipnosis?, me resultaba muy familiar, pero no conseguía recordar de quién era, la respuesta estaba solo a unos centímetros de voltear mi cuello a la derecha solo por unos segundos…
Luché como jamás lo hice, di todo lo que tenía para lograr mover mi cuello solo un poco, solo unos centímetros, por unos segundos, solo para saber de donde venía esa voz, ¡solo un poco!…
-         ¡Hija responde por favor! – gritó nuevamente esa voz…un momento, ¿¡Hija!?
¡Era Mi Madre!, solo la voz de una madre puede expresar tanta angustia, dolor y tristeza al mismo tiempo en una pocas palabras como “¡Hija responde por favor!”. Esa idea fue lo suficientemente fuerte como para finalmente salir de la mirada que me atrapó tanto tiempo, desprendiéndome del mundo y hacerme creer que nada excepto esa mirada existía, finalmente podía voltear ese cuello que solo conseguí mover una fracción de milímetro…
Pero inmediatamente…Todo desapareció…Como si nada hubiese existido, pasado, vivido, o siquiera…soñado…
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VI

Desperté…
¿Q-q-qué p-pasó? – tartamudeé – ¿D-donde…?
Shhhhhh – me interrumpieron – debes descansar Sabrina, eso que hiciste fue demasiado peligroso – me dijo una mujer con dulzura, pero a la vez con rectitud mínima.
¿Ma-m-má?, ¿q-qué me p-pasó? – traté de articular
Te explicaré luego hija, por ahora, solo duerme…
Y negro de nuevo…
¿Mamá que me pasó? – dije luego de estar inconciente por un día.
Sabrina, ¿no recuerdas nada, hija? – me preguntó mi madre
¿Qué sucedió?
Haaay hija, ¿no recuerdas a la bruja?, ¿no lo recuerdas? – ¿Bruja?, ¿de que habla mi madre? – Te quería llevar Sabrina, la bruja casi te secuestra – dijo, conteniendo un muy audible sollozo -, tuvimos que colgar cruces Diego y yo, se volvió un cuervo y casi te leva – ¿Qué está pasando aquí? -, casi no te salvamos a tiempo – sollozos de nuevo…
¿Bruja?, ¿cruces?, ¿cuervo?, ¿me quería raptar una bruja?, ¿de donde salió todo esto?, solo recuerdo que me desperté en la madrugada a beber agua, y que tuve una pesadilla antes y después de eso, pero… ¿Cuáles eran?…
Mi vida fue normal luego de ese momento confuso, no sé de que hablaba mi mamá con respecto a brujas y cuervos, no tengo idea a que se quería referir, pero ya todo acabó, o eso creo…
Solo un rastro extraño me quedó de aquél supuesto encuentro con una bruja que me quería raptar…Gatos, criaturas aparentemente inofensivas, belleza sin igual algunos poseen, pero desde ese momento, quedé marcada…No puedo ver ningún gato, no, jamás puedo verlos, fotos, videos, dibujos, me paralizo, caigo inconciente, y pierdo memoria con respecto a ese encuentro, recuerdos que vuelven con el paso de los meses, incluso a veces, años, pero igual, no sé aún, treinta y cinco años después de esa charla, y fallecida mi madre unas horas después, no he conseguido descifrar eso que me quiso decir, pero, hay tres cosas de las que estoy segura…
Primera: ella dio su vida por salvarme, sea lo que sea que me amenazaba
Segunda: hay muchas cosas que desconozco de esta realidad
Y la Tercera: los peligros no son solo de este mundo, sino también del otro mundo…
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