Luego que subas, podrás mirar libremente a tu alrededor. Verás a un hombre nativo de algún pueblo originario de tu país, vistiendo una camisa blanca, tirantes negros, pantalones negros desgastados, y zapatos negros lustrados. Si su pelo está amarrado en una cola de caballo trenzada serás libre para continuar con tu búsqueda. Si no, es recomendable que te lances delante del carrito para que seas trozado por sus ruedas, asegurándote que morirás en el acto.
En este punto, deberás levantarte y ubicarte al lado opuesto de la palanca del carrito. Te preguntará si puedes ayudarle a empujarlo. Hazlo, y tus manos estarán conectadas con el carrito por el resto de la eternidad, tomando el lugar como el guía de su Holder. En lugar de eso, espera cinco segundos pacientemente, cruza tus brazos y pregunta: ¿Puedo ser llevado a donde empezamos?
El hombre comenzará a empujar el carrito en la dirección desde donde caminaste. Comenzará a moverse cada vez más rápido, hasta que todo a tu alrededor no sea más que un túnel de colores borrosos. Mientras esto pasa, el hombre comenzará a cantar viejos himnos. Te verás tentado a cantarlos aunque no los conozcas, pero debes resistir, o serás arrojado fuera del carrito. Luego de lo que parecerá una eternidad, el carrito se detendrá abruptamente en medio de un vasto campo.
Tan pronto se detenga, ve a la derecha y salta tan lejos del carrito en el campo como puedas. Al aterrizar, el carrito se consumirá en llamas y desaparecerá con el hombre, dejándote solo en ese lugar. Esto es una parte crucial de tu viaje: Desde donde aterrizaste, aléjate ocho pasos desde donde estaba el carrito. Entonces ve diagonalmente hacia la izquierda. Luego de diez pasos, será difícil caminar, pero debes continuar. Luego de veinte pasos, se sentirá como si estuvieras a punto de caer; continúa. Luego de treinta pasos, sin importar tu fuerza de voluntad, caerás de rodillas. Frente a ti aparecerá una antigua puerta, acompañada de interminables muros a cada lado.
La puerta se abrirá y serás libre de levantarte y entrar, pero antes, un hombre vestido como clérigo pasar por la puerta en dirección a ti. Te pedirá que te arrepientas, diciendo que la zona tras esa puerta es un lugar puro y sagrado. Si deseas continuar, haz lo que te dice; deberás confesarle tus pecados. Él te llevará hasta el jardín tras la puerta y desaparecerá.
En el centro del jardín encontrarás a un hombre y una mujer, de exuberante belleza, uno al lado del otro sobre un pedestal. No importa el tiempo o la hora que sea afuera, estará de noche en el jardín, y la única luz que verás será la que emanará de sus cuerpos. Es seguro aproximarse a ellos, pero no los toques. Párate al lado del hombre y mira hacia el cielo. Verás una luz pequeña parpadeando, la cual descenderá hasta estar frente a tu cara. De esta mota polvorienta de luz se oirá una voz que será tan poderosa que se sentirá como si tus huesos pudieran romperse con el sonido. Te dirá que continúes, que deberás tomar del hombre lo que usó para crear a la mujer.
Usa el Objeto 3: el Escalpelo de la Eternidad y haz lo que tengas que hacer. No te preocupes, los cuepos han estado allí por un largo tiempo, no habrá lío.
Cuando estés listo, vuélvete hacia la luz y dale las gracias, si reconoce tu aprecio, serás transportado de regreso a los rieles abandonados, seguro junto al Objeto. Si no, prepárate para quedar atrapado en el jardín para siempre, como una estatua consciente en el lugar donde estás.
La costilla del hombre es el Objeto 262 de 538. Ellos estuvieron allí para la creación, y estarán allí para la destrucción.
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