Descenderás un número imposible de tramos, en profunda oscuridad mientras un olor asqueroso llena el aire. Luego de varias horas, llegarás a una superficie suave, resbaladiza y húmeda. Una tenue luz naranja brilla en la distancia, y el hedor es abrumante, una mezcla de sangre y heces. Pisa con cuidado, porque en caso de que resbales y caigas, te convertirás en una parte permanente de la superficie sobre la que estás caminando. Al acercarte a la luz, comenzarás a entender tu entorno: una vasta caverna formada de carne sólida, roja y cruda. Jugos rancios recorren los muros, y el piso estará hecho de excrementos humanos. La única fuente de luz es una linterna de minero vieja y maltrecha, apoyada en la entrada de una pequeña cámara desigual.
Entra a este lugar y encontrarás una mujer joven, desnuda y demacrada, con su rostro cubierto en carne, como si el hambre la empujara a excavar en la caverna. Esta alma hambrienta es el Holder del Gusano, y reconocerá solamente una pregunta: ¿Cómo pueden ser saciados?
El Holder se volverá a ti, la sangre correrá por su rostro, y responderá tu pregunta en extensos y enfermizos detalles. Todo ese tiempo ella llorará, temblando de hambre y repetidamente intentará volver a comer, pero no le muestres piedad. Firmemente repite tu pregunta, tanto como sea necesario, y ella continuará. Si le permites aunque sea una mordida, ella nunca volverá a hablar, nunca encontrarás el camino de regreso y pasarás el resto de la eternidad viviendo como ella.
Distráela lo suficiente como para que termine de hablar, y el Holder parecerá extrañamente compuesto, como si su hambre hubiera sido satisfecha. Te agradecerá que la hayas ido a ver, y te ofrecerá un abrazo. Párate firme y abre la boca. No te muevas, hables o reacciones de ninguna manera, mientras sus labios sangrantes se juntan con los tuyos. Sentirás algo largo, gordo y viscoso deslizarse por tu garganta por varios minutos. Cuando su longitud completa abandone su cuerpo, el Holder colapsará repentinamente en un montón de huesos. Su linterna parpadeará, y te encontrarás en nada más que el cuarto de escobas del hospital. Trata de no prestar mucha atención a ti mismo.
La criatura que ahora se retuerce en tus intestinos es el Objeto 261 de 538. No importa lo mucho que comas, nunca te volverás a sentir satisfecho de nuevo.
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