No hay respeto hacia los mayores, no se comparte la sabiduría, el cariño se compra y el amor fue sepultado por el odio.
En mi tiempo, los niños eran felices, jugaban inventando historias, no hacía falta nada material. El cerebro era el único instrumento que se utilizaba.
Los buenos modales se acompañaban con una sonrisa o con un gesto de cortesía. Uno vivía con ganas, te levantabas alegre, hasta llegabas a pensar qué podrías hacer en un día para mejorar el mundo.
La esperanza por algo mejor fue reemplazada por el miedo. Cada día que paso en esta línea me pregunto cuando me tocarán (ojalá que no) todas las cosas negativas que veo en los noticieros. Cada instante es preciado, porque ahora tenés que permanecer atento al número que salga en esta ruleta de la maldad, puede ser el tuyo, así que disfruta, no desperdicies absolutamente ni un milisegundo.
Continuaré con la búsqueda, de alguna manera tendré que regresar a mi tiempo, espero que nada de esto haya sido un mal sueño.
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