En donde yo vivo es completamente ilegal pintar sin permiso y ya eran varias las veces que había ido a la comisaria, un lujar donde me ven como si yo hubiera asesinado a alguien.
Un día uno de mis amigos que también hace grafiti me reto a hacer mi propio logo en el mausoleo que le pertenecía al las personas más ricas de la ciudad, yo por estúpido acepte y lo primero que tenía en mente era como entrar.
Por el día me verían con mucha facilidad, así que sería en la noche todo el cementerio estaba con una gran cerca alrededor y con una gran cantidad de alambre de púas; bastante extraño, puesto por arriba, pero había una pequeña brecha en el alambre de púas por el que podía pasar.
Así que espere a que llegara la noche o mejor dicho a que obscureciera lo suficiente como para que no fuera tan fácil encontrarme, tras un rato buscando encontré la brecha y entre aún así no sería tan fácil entrar y salir, aun podría encontrarme con el enterrador.
Tras recorrer un buen tramo de camino por fin encontré el mausoleo en uno de los lados empecé a grafitear, pero se escuchaba una hermosa voz, una que estaba tarareando una canción sonaba hermosa pero al mismo tiempo se escuchaba triste, depresiva, abrumadora… también se escuchaba de esta un sonido de algo metálico siendo arrastrado, pensé que sería el enterrador dando un paseo así que me escondí atrás de unos arbustos.
Esperaba ver un hombre feo y horrendo pero me encontré que era una mujer hermosa, más que la más hermosa que había visto hasta ese entonces, tenía una hermoso y lago vestido blanco, pero caminaba con las manos escondidas atrás, una ves que paso de lardo de donde yo estaba note que ella era quien producía ese sonido, tenía una pala, arrastrándola, se veía en mal estado sucia y rojiza.
Muchas preguntas inundaron mi cabeza como ¿si ella era la enterradora porque vestía un vestido blanco inmaculado? ¿Si no era la enterradora porque estaba aquí ella y porque esa pala?
Pero sonó una campana un sonido pequeño pero se escuchaba desesperante, ella, volteo asía el sonio y se fue un poco apresurada con una sonrisa, yo pensé que lo mejor sería irme por donde vine, así que trataba de ver por donde es que estaba aquella brecha, pero volví a escuchar esa melodía que me hipnotizaba, pero me volví a esconder, esta vez tras una lapida grande.
Ella estaba pasando de nuevo por el sendero de concreto, escuchándose esa melodía y aquella pala, esta vez no era ya un vestido inmaculado blanco, tenía una gran parte roja por el área el busto, torso y la espalda, pero solamente en el vestido, su piel se había conservado blanca.
Su canto, se escuchaba más triste y agobiante, al mismo tiempo que hermoso, una vez que se estaba dando de largo, yo empecé a respirar muy fuerte y ella se detuvo, se estaba regresando lentamente pero gracias a mi suerte sonó la misma campana a lo lejos, pero esta vez se escuchaba frenética, ella rápidamente se olvido de mi y se dirigió allí.
Estaba perdido en este vasto lugar, no podía reconocer prácticamente nada necesitaba un indicado de que estaba cercas de donde había entrado, pero casi no reconocía nada, no podía sacar de mi cabeza esa hermosa y triste melodía.
Seguí sin encontrar la brecha, de noche este lugar más parece un laberinto y con la poca visualización que se tiene, apenas puedo ver, pero sigo escuchándola, a ella, ese molesto sonido metálico que produce su pala y esa melodía, pero de repente se escucho la campana esta sonaba lentamente o es que estar tanto tiempo aquí con alguien que siempre esta tarareando esa melodía me está afectando.
Esta vez cuando la encontré ya se dirigía hacia allá, ahora con la parte derecha de su vestido envuelto en rojo, pero siempre pareciese que fuera otro vestido.
Ya había estado revisando y vagando sin ningún rumbo en particular, ya habían pasado una o 2 horas desde la última vez que había visto a aquella mujer, pero despues de buscar un rato logre visualizar la brecha, pero la vi a ella o mejor dicho, ella me vio a mí, no estaba muy lejos de ella y ella me vio con una sonrisa muy grande y se acercaba a mí.
Por mi suerte soy más rápido y alcance a subir pasando arriba de la cerca, ella me miraba con un rostro seductor y me dijo.
“ven dulzura, no te are daño *sonríe*”
La decidí ignorar y me fui a todo lo que iba pero ella no se movió de ese lugar.
La mañana siguiente con más seguridad y menos miedo, decidí entrar entre un grupo de personas y note que las tumbas recientes tenían una campa, e incluso la tierra esta dispareja como si hubieran ¿cavado?
(3 meses despues)
Ya ha pasado bastante tiempo desde aquella experiencia y es maldita melodía sigue retumbando en mi cabeza, debo verla de nuevo, debo volver a escucharla, necesito volver, esta noche
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